El Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, Mons. Bernardito Auza, reiteró ante este organismo internacional el pedido que el Papa Francisco hizo en septiembre de 2015 de erradicar el tráfico de personas, especialmente de los niños y adolescentes, que son "los más vulnerables de todos".
"Cuando el pasado mes de septiembre estuvo aquí en la ONU (el Papa) pidió 'medidas concretas e inmediatas para poner fin lo antes posible al fenómeno de la trata de personas, la explotación sexual de niños y niñas, y el trabajo esclavo', incluida la prostitución", recordó el Prelado con ocasión de la conferencia realizada en las Naciones Unidas sobre este tema.
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En su discurso del 13 de julio, Mons. Auza señaló que en reiteradas ocasiones la Santa Sede ha denunciado el "horror de la trata de personas, el trabajo forzoso y todas las formas de esclavitud moderna"; un flagelo al cual el Pontífice también dedicó su mensaje para la Jornada de la Paz 2015.
"Pero no se ha limitado a hablar –precisó el Nuncio–, también ha puesto manos a la obra, organizando conferencias en la Santa Sede, encabezando la declaración conjunta de los líderes religiosos contra la Esclavitud Moderna en 2014 y promoviendo la creación del Grupo de Santa Marta, el nombre de su residencia en el Vaticano, que reúne a líderes católicos y jefes de policía internacional para luchar contra este flagelo".
El representante vaticano indicó que el pedido del Papa es también que las instituciones "sean realmente eficaces en la lucha contra todos estos azotes y para ese fin subrayó que la Agenda 2030 para el Desarrollo sostenible era 'un importante signo de esperanza', en la medida en que se centraba en tres objetivos diferentes y en la atención y el compromiso del mundo para hacer frente a esta plaga".
En ese sentido, destacó que en los apartados 5.2 y 8.7 de esa agenda la Comunidad internacional se compromete a "eliminar todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas en las esferas pública y privada, incluida la trata, el comercio sexual y otros tipos de explotación", así como a "adoptar medidas inmediatas y eficaces para erradicar el trabajo forzado, y acabar con la esclavitud moderna y el tráfico humano".
"El tráfico de cualquier persona, cualquiera que sea su edad, es un crimen contra la humanidad (…). Como cristiano y como obispo católico no puedo dejar de recordar que Jesús reserva su más enérgica condena a aquellos que hacen daño a los niños", recordó.
Mons. Auza indicó a los dirigentes que "Jesús hablaba así porque sabe que los niños son particularmente vulnerables y les es debida una mayor protección amorosa".
"Mientras que el tráfico de personas siempre explota la vulnerabilidad, el tráfico de niños y jóvenes explota a los más vulnerables de todos, algo que no sólo deja al descubierto el horror del tráfico en toda su fealdad repulsiva sino que, al mismo tiempo, pone en evidencia la necesidad urgente de que todos se alcen para proteger a los niños, a los jóvenes y a todos, de quienes los que esclavizan y deshumanizan de esa forma", expresó el Nuncio.
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- ACI Prensa (@aciprensa) 18 de abril de 2015