En la madrugada del 17 de julio, un grupo de desconocidos profanó una imagen de Nuestra Señora de los Suspiros en Cartagena, a unos 111 kilómetros al oeste de Santiago.
Los vándalos hicieron pintas obscenas con pintura verde y le cortaron los dedos a una de las manos de la imagen.
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ADVERTENCIA: La imagen puede herir la sensibilidad del lector
Vergonzoso...así amaneció imagen de Virgen del Suspiro de Cartagena. Ahora personal municipal restaurando pintura. pic.twitter.com/j7GASI4ZPN
- CartagenaCambia (@CartagenaCambia) 17 de julio de 2016
También destrozaron las flores y placas que los devotos colocan para agradecer a la Virgen por los favores concedidos.
El municipio de Cartagena restauró rápidamente la imagen y las autoridades están trabajando para encontrar a los responsables de estos hechos que fueron captados por una cámara de seguridad.
La profanación de Nuestra Señora de los Suspiros, imagen que se remonta a comienzos del siglo XX, no es un hecho aislado en Chile.
En lo que va de 2016 ya han ocurrido varios atentados contra imágenes y templos, como los perpetrados a causa del conflicto mapuche en el sur del país.
Uno de los más repudiados fue la destrucción de una imagen de Cristo crucificado que encapuchados sacaron de la emblemática Iglesia de la Gratitud Nacional en Santiago, y que destrozaron en plena vía pública durante una marcha estudiantil.
Para el abogado de la organización Voces Católicas, Alejandro Álvarez, los ataques a imágenes y templos católicos "sin duda muestran una falta de respeto a la sensibilidad religiosa de millones de chilenos" y "revelan la falta de tolerancia, respeto, diálogo y encuentro con el otro".
"Por eso, el mensaje del Papa Francisco hacia una 'cultura del encuentro' cobra mayor sentido e importancia", dijo a ACI Prensa.
Para el abogado existen distintos factores que influyen en que una sociedad llegue a actos como estos, entre los que se destacan "la desconfianza, problemas sociales sin solución, descontento social y otros tantos que nos han llevado a no dialogar con el prójimo".
Álvarez aseguró que la respuesta de un católico frente a estos actos de odio a la fe debe surgir siempre "de los valores y principios del cristianismo", los que darán lugar al "respeto, la tolerancia, el diálogo, y la contribución a la paz social".
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- ACI Prensa (@aciprensa) 9 de junio de 2016