Un nuevo tiroteo en Estados Unidos ha dejado como trágico saldo 3 policías muertos y otros 3 heridos en Baton Rouge, estado de Louisiana.
LATEST: Three officers dead, three injured after shooting in Baton Rouge https://t.co/bI5AtNx8fe pic.twitter.com/ylLNELw0gE
- ABC News (@ABC) 17 de julio de 2016
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El tiroteo ocurrió este domingo 17 de julio. Un hombre aún no identificado abrió fuego contra agentes de la policía cerca de la comisaría de la ciudad.
Fuentes policiales reportaron que el ataque habría sido una emboscada contra los policías planeada por tres tiradores. Uno fue abatido y los otros dos habrían logrado escapar.
"La situación parece estar ya bajo control", aseguró el portavoz de la policía de Baton Rouge, Don Coppola.
"Es un ataque despiadado e injustificado contra todos nosotros en un momento en el que necesitamos unidad y sanación. Tengan por seguro que cada recurso disponible en el Estado de Louisiana será empleado para asegurarnos que los atacantes serán llevados ante la justicia", escribió el gobernador John Bel Edwards en un comunicado.
El tiroteo se produce algunos días después que un francotirador asesinara a 5 policías en Dallas el pasado 7 de julio. Ese mismo día se reportó que agentes del orden fueron agredidos en Tennessee, Georgia y Missouri.
Baton Rouge ha sido escenario de protestas contra la policía en las últimas semanas por las muertes de los ciudadanos afroamericanos Alton Sterling, en Louisiana, y Philando Castile, en Minnesota.
El 7 de julio el Obispo de Baton Rouge, Mons. Robert Muench, dirigió un mensaje en el que se refirió a los últimos "hechos de violencia" ante los cuales se experimenta "tristeza, ira, frustración y miedo".
"Ante todo esto el Señor nos invita a renovar nuestra confianza en su promesa de fidelidad, a aumentar nuestra oración y renovar nuestro compromiso por la paz y la misericordia".
"Verdaderamente estamos llamados a ser ministros de sanación en un mundo que sufre", dijo el Prelado.
Tras alentar a cuidar del prójimo, el Obispo exhortó a todos a ser "embajadores de esperanza y misericordia" como enseña Jesús en la parábola del Buen Samaritano.
"Que el miedo no nos lleve a la desesperanza. Que la ira no nos lleva a infligir dolor en otros. Que en vez de eso, movidos por la gracia del sufrimiento de Cristo por nosotros, nos demos esa gracia unos a otros", concluyó.
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