El P. Pedro Liu, aunque nació en China, recibió la ordenación sacerdotal hace algunas semanas en la Catedral de La Almudena en Madrid (España), y unos días después visitó Roma con su familia –son cinco hermanos, dos de ellas religiosas– y pudieron saludar al Papa Francisco, algo que nunca olvidarán.
"En China ellos viven una fe en silencio, pero aquí ven una Iglesia libre, alegre; por eso están muy contentos, sobre todo de ver al Papa, que ha bendecido a mi sobrina. Estamos todos emocionados", explicó el sacerdote en relación a la persecución que sufre la Iglesia Católica en su país.
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"Estoy muy contento de servir a la Iglesia y mi familia ha venido conmigo a Roma para dar gracias al Señor", explica a ACI Prensa. "Hemos asistido a la Audiencia General del Papa y le pudimos saludar porque estuvimos muy cerca".
Sobre su vocación, el joven sacerdote de 33 años cuenta que "en 2003 llegó un grupo de catequistas del Camino Neocatecumenal a mi ciudad e iniciaron unas catequesis". "Me invitó a ir una religiosa porque yo me encontraba en crisis de fe y mi vida cambió. Ahí el Señor me 'rellamó', me dio la vocación y me la confirmó con el tiempo".
El P. Pedro –nombre que eligieron sus padres cuando fue bautizado– asegura que "la Palabra y la Eucaristía me fueron dando fuerza y al final aquí estoy". Desde China "me mandaron al Seminario Redemptoris Mater de Madrid donde estuve cinco años. Este seminario es diocesano-misionero y ahí aprendí a vivir como hijo de Dios, con dignidad".
"Llegué a Madrid sabiendo decir sola 'hola, ¿qué tal?' pero Dios me dio fuerza, sabiduría y ganas de estudiar y aprender, no sin sufrimiento, pero contento", recuerda con una sonrisa.
"Antes de entrar en el seminario trabajaba". "Nací en una familia muy católica. Mis padres y mis abuelos lo son y me transmitieron la fe", algo fundamental porque "como todos saben, la situación en China a este respecto es muy complicada. Pero Dios está y siempre actúa a pesar de todas las dificultades", señala.
"En mi casa –situada en el campo de un pequeño pueblo– había una capilla y los católicos de mi pueblo venían a casa a celebrar la Eucaristía, los niños también venían a recibir catequesis. Cuando algún sacerdote celebraba Misa en mi casa, mi padre me pedía que hiciera de monaguillo, así que desde pequeño ayudé. Creo que ahí Dios ya me dio el gran deseo de ser sacerdote, de ser un hombre en la Iglesia para servir".
Es la primera vez que su familia sale de China. "Gracias a algunas personas que nos han ayudado, hemos saludado al Papa. Estoy muy emocionado porque es diferente verlo en televisión que en vivo. Ha sido una experiencia verdadera de experimentar que tenemos aquí
la cabeza, el Papa, el Vicario de Cristo, y en él nos reunimos todos", dice el P. Pedro.
Sobre su familia, asegura que "se ha quedado con la boca abierta. Nunca habían pensado poder venir a Roma. Es una gracia para ellos estar aquí".
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- ACI Prensa (@aciprensa) 22 de abril de 2016