Los cristianos del Líbano, Siria, Irak y Jordania y Ucrania fueron los focos de atención del discurso que el Papa Francisco ofreció a los participantes en la plenaria de la Reunión de las Obras para la Ayuda a las Iglesias Orientales (ROACO). En él, el Santo Padre recordó a los cristianos perseguidos y a los conflictos que se viven en cada uno de estos países.
"Agradezco a todos ustedes el celo que tienen por llevar adelante la misión confiada y la atención a las necesidades de nuestros hermanos de Oriente", dijo el Papa.
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Francisco aludió a las labores de restauración del Santo Sepulcro y de Belén, hecho que aprovechó para decir que "también el rostro de nuestras comunidades eclesiales puede ser cubierto por 'suciedad' debido a diversos problemas y pecados".
A ellos explicó que "bajo la suciedad material y moral, también bajo las lágrimas y la sangre provocada por la guerra, por la violencia y por la persecución, bajo este estrato que parece impenetrable hay un rostro luminoso como el del ángel de ese mosaico".
"Ustedes cooperan en esta restauración para que el rostro de la Iglesia refleje visiblemente la luz de Cristo, verbo encarnado. Él es nuestra paz, y llama a la puerta de nuestro corazón en Oriente Medio, así como en la India o en Ucrania, país este último al que he querido destinar una colecta extraordinaria el pasado mes de abril en las iglesias de Europa", recordó.
Francisco resaltó la importancia de la comunión entre la Iglesia católica y las Iglesias Siro Malabara y Siro-Malankar. "Esta comunión, en todo el mundo donde los católicos latinos y orientales viven justos tiene necesidad de las riquezas espirituales de occidente y de oriente".
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- ACI Prensa (@aciprensa) 16 de junio de 2016