Cada 14 de junio se recuerda a los santos Mártires de Córdoba. Ellos fueron un grupo de cristianos mozárabes que fueron ejecutados por no abdicar de su fe cristiana. Vivieron en tiempos de los reyes musulmanes del Emirato de Córdoba, Abderramán II (822-852) y Mohamed I (852-886).
Contexto
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Un Emirato era un territorio de dominación política administrado por un “Emir” -autoridad islámica monárquica característica de Oriente Medio-. El Emirato de Córdoba fue el territorio de ocupación política árabe en Europa, establecido en la península Ibérica (Al-Ándalus) entre los años 756 y 929. Se denominó “mozárabes” a los cristianos que vivían dentro de dicho territorio. Estos conformaban una población numéricamente importante, de origen hispano-visigodo.
Gracias a la hagiografía San de Eulogio de Córdoba (800-859) se ha podido conservar el registro de la ejecución de 48 cristianos mozárabes, quienes desafiaron la ley islámica en los tiempos de la invasión. En su mayoría, estos mártires hicieron declaraciones públicas de rechazo a las imposiciones del islam y proclamaron su fidelidad a Cristo.
Unidad en la diversidad
Todos, menos dos de ellos, vivieron en Córdoba o en los monasterios aledaños de la sierra, por lo que entre ellos hubo monjes eremitas. En total fueron 38 hombres y 10 mujeres de diversas edades, con predominio de los jóvenes. Al mismo Eulogio se le cuenta en este grupo de mártires.
Del total de mártires, 35 fueron clérigos —sacerdotes, diáconos o monjes— y 12 seglares. El grupo de los seglares se dividía de la siguiente manera: cuatro eran conversos procedentes de familias musulmanas, cinco venían de matrimonios mixtos (cristiano-musulmanes) y los tres restantes, antiguos cristianos islamizados que habían vuelto al seno de la Iglesia. Todos, excepto dos, Sancho y Argimiro, fueron decapitados.