El P. Vincent Topper fue ordenado hace 80 años y es el sacerdote de mayor edad en Estados Unidos. Cumplirá 104 años el próximo 28 de julio y solo quiere ser recordado como "un buen sacerdote que llevó a la gente a Cristo".
US' oldest priest at 103, Harrisburg's Msgr Vincent Topper marked his 80th of ord yesterday: https://t.co/VYUmPRlU4R pic.twitter.com/z5twIDeFmu
- Rocco Palmo (@roccopalmo) 24 de mayo de 2016
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El P. Topper ha sido testigo de los cambios que se produjeron en la Iglesia después del Concilio Vaticano II, como celebrar la Misa mirando hacia los fieles y ya no de espaldas. También recuerda que la Iglesia tenía una presencia fuerte en la sociedad.
El sacerdote nació en Pennsylvania en el seno de una familia numerosa, pero perdió a su madre y varios hermanos cuando era niño. Cuando estaba en segundo grado de educación elemental descubrió que quería ser sacerdote y comenzó a participar como monaguillo en su parroquia natal de St.Joseph.
Su padre tenía un comercio y quería que su hijo fuera su socio. Sin embargo, cuando se dio cuenta de la vocación del niño, renunció a sus proyectos y lo apoyó. El joven terminó la secundaria en una escuela católica a los 15 años.
Estudió latín y griego pero no tenía el nivel que se requería para ingresar al seminario benedictino de St.Vincent Archabbey. El sacerdote que lo guiaba propuso enviarlo a otro seminario pero el rector quiso admitirlo y le concedió un año de prueba.
"Si, yo rezaba, pero tenía que estudiar. Si tú oras pero no has estudiado no conseguirás tus propósitos. Dios no hace milagros así", dijo al diario OSV Newsweekly. El P. Topper consideró que ese tiempo de preparación para el sacerdocio fue "una experiencia maravillosa" y recordó a sus profesores como hombres "dedicados y santos".
El 6 de junio de 1936 fue ordenado sacerdote por el Obispo de Harrisburg, Mons. George L.Leech y le asignaron su primera tarea en la parroquia Immaculate Conception of the Blessed Virgin Mary: recoger en el auto del párroco a las familias que no tenían cómo llegar a la iglesia.
"Estábamos en medio de la Gran Depresión y sólo una de las 19 familias de nuestra parroquia tenía un auto. La iglesia tenía nueve bancas, cinco en un lado y cuatro en el otro. Había una pequeña estufa. Llegábamos, confesaba, celebraba la Misa y después daba la catequesis", comentó.
En 1978 se retiró pero desde hace 16 años brinda atención pastoral, anima a los laicos a entregar su vida a Dios y aconseja a los sacerdotes en la parroquia de St. Catherine Labouré en Pennsylvania. Es muy querido por adultos y niños.
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