La Iglesia Católica tiene en sus filas muchos testimonios de madres santas cuyos hijos también fueron santos. Aquí presentamos a ocho de estas grandes mujeres que amaron a Dios e irradiaron ese fervor en sus hijos.
1. Santa Ana y la Santísima Virgen María
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Santa Ana, madre de la Madre de Dios, la Santísima Virgen María, no sólo es ejemplo de una santa mamá, sino también de una santa abuela, cuyo nieto es Jesús mismo.
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2. Santa Mónica y San Agustín de Hipona
Muchos saben que fue a través de las fervorosas oraciones de Santa Mónica que su rebelde hijo convertido en Doctor de la Iglesia llegó a ser el santo que conocemos hoy.
Ella rezó por él sin parar, y poco a poco, Cristo respondió a sus plegarias. San Agustín tuvo una conversión del corazón y a partir de ese momento dedicó su vida a Dios.
Esta es una prueba de lo que es una buena madre y lo que una gran cantidad de oraciones pueden hacer por un hijo rebelde.
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3. Santa Celia Guérin y Santa Teresa de Lisieux
San María Celia y su esposo San Louis tuvieron una fe profunda que inspiró a sus 5 hijas a entrar en la vida religiosa.
Sin duda el amor que existía en su familia hacia Dios generó una gran devoción y allanó el terreno para la vida virtuosa de Santa Teresita, que fue nombrada Doctora de la Iglesia.
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4. Santa Silvia de Roma y San Gregorio Magno
Santa Silvia y su esposo, que más tarde entró en la vida monástica, construyeron en su casa una capilla dedicada a San Sabas, que luego fue ampliada para convertirse en un monasterio. El hijo de Santa Silvia de Roma fue San Gregorio, quien llegó a ser uno de los más reconocidos Papas en la historia de la Iglesia Católica.
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5. Santa Felicidad y sus 7 hijos mártires
Santa Felicidad tuvo 7 hijos, todos ellos mártires. Ver a todos sus hijos torturados y martirizados por seguir a Cristo debió de haber sido agridulce para ella. Al poco tiempo ella los acompañó en la muerte y en la vida eterna.
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6. Beata Juana de Aza y Santo Domingo de Guzmán
Santa Juana de Aza tenía dificultades para concebir un hijo. Por eso le rezó a Dios y pidió la intercesión de Santo Domingo de Silos. Sus oraciones fueron escuchadas y en agradecimiento le puso a su hijo por nombre Domingo.
Una noche, Juana soñó que daba a luz a un perro con una antorcha en la boca que corría por todo el mundo.
El sueño la asustó y se dirigió a un monasterio para consultar con un monje, que le dijo: "No se preocupe, señora. La antorcha encendida representa la palabra de Dios. Como el perro, tu hijo va a ir por todo el mundo anunciándola".
Esa historia, junto con la piedad de Juana, debió de haber inspirado a su hijo Domingo para dedicarse al Señor. Fundó la Orden de Predicadores y ayudó a detener la propagación de la herejía albigense, la cual había incursionado peligrosamente en el cristianismo de su época.
7. Margarita Occhiena (venerable) y San Juan Bosco
Margarita fue la madre de un santo amado por millones de personas. Trabajando junto a su hijo, Margarita procuraba que los niños de la calle recibidos por Don Bosco fueran bien atendidos y cuidados.
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8. Beata Ortolana de Asís y sus hijas Santa Inés y Santa Clara de Asís
Ortolana era una mujer de mucha virtud y piedad cristiana, solía hacer largas peregrinaciones a Bari, Santiago de Compostela y Tierra Santa. A pesar de su gran piedad, desprenderse de sus dos hijas para que siguieran a San Francisco de Asís no debió de ser fácil.
Sus hijas Clara e Inés fundaron la Orden de las Damas Pobres de San Damián, conocidas como clarisas.
Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en el National Catholic Register el 9 de mayo de 2015. Ha sido actualizado para su republicación.