La Comisión Episcopal de Medios de Comunicación Social en España publicó el documento "La piratería en el cine. Una mirada desde la Doctrina Social de la Iglesia", en donde recuerdan que esta práctica atenta contra el séptimo y décimo mandamiento: "no robarás" y "no codiciarás los bienes ajenos", respectivamente.
El documento constata cómo la Iglesia siempre ha entendido el cine como "un medio de comunicación de gran valor para la difusión de la cultura, el primero de los llamados de comunicación de masas, y como una nueva herramienta valiosa también para la evangelización".
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También reconoce que las nuevas tecnologías están permitiendo que el cine esté llegando a más personas de un modo sencillo y económico.
Sin embargo, alertan que "sin una pertinente educación moral, esta difusión puede lesionar los legítimos derechos e intereses de un amplísimo número de profesionales que trabajan en la industria del cine".
"Así ocurre –puntualizan- cuando las creaciones audiovisuales se ponen a libre disposición, fundamentalmente a través de internet, al margen del cauce de distribución previsto por los productores, o cuando se elaboran copias de la película para la venta en mercadillos o por las calles". Una actividad, que además, tiene especial gravedad "cuando en su origen está el hurto de una copia de la obra, lo que implicaría un doble acto delictivo".
Por eso esta comisión de la Conferencia Episcopal Española alerta sobre la extensión de la piratería, que "está llegando incluso a poner en peligro la continuidad de esta expresión cultural tan valiosa para la difusión de ideas en beneficio de las personas".
La Comisión de Medios de Comunicación Social defiende que el legítimo derecho a la propiedad alcanza también a los bienes intelectuales y culturales.
Por eso recuerdan que el compendio de la Doctrina Social de la Iglesia señala que "las actividades que conculcan el derecho a recibir una justa retribución por el propio trabajo son contrarias, no sólo a la ley positiva de los países, sino también se oponen a la Ley de Dios".
En ese sentido advierte de "una cierta indiferencia moral" ante la piratería audiovisual "que impide a toda la industria del cine recibir la justa recompensa que es consecuencia de su actividad".
Los prelados animan a los católicos "y a todas las personas que actúan según la recta conciencia, de manera especial a los jóvenes y a sus educadores, a vivir de acuerdo con los principios que rigen el bien común y el desarrollo de las personas y la dignidad humana".
También muestran su deseo de que "el fenómeno de la piratería en el mundo del cine disminuya hasta desaparecer, como fruto de una reflexión madura de personas sensibles al auténtico valor del cine y sensibles al bien común de toda la sociedad".