El Papa Francisco visitó por sorpresa la tarde del domingo la Villa Borghese, en Roma (Italia), para participar en el encuentro "Aldea de la Tierra", organizado por el Movimiento de los Focolares; en el que llamó la atención sobre la vida en las ciudades, donde muchas personas viven y mueren como si estuvieran en un desierto.
La "Aldea de la Tierra", promovida junto al Earth Day, se realizó del 22 al 25 de abril bajo el lema "Vivir juntos la ciudad". El último día el tema fue "Roma, ciudad abierta a la fraternidad". En su sitio web, los Focolares indicaron que el centro de los temas fue el cuidado del planeta, la legalidad, el diálogo interreligioso y la solidaridad.
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"Me han venido a la mente dos imágenes: el desierto y el bosque", expresó el Papa al iniciar su intervención. "He pensado que todos ustedes toman el desierto para transformarlo en bosque... Van donde hay desierto, donde no hay esperanza, y hacen cosas para transformar ese desierto en bosque".
"¡Cuántos desiertos en las ciudades, cuántos desiertos en la vida de las personas que no tienen futuro!, porque... siempre existen prejuicios, temores -exclamó-. Y estas personas tienen que vivir y morir en el desierto, en la ciudad". Miremos "las caras de las personas cuando van por la calle: están preocupados, cada uno encerrado en sí mismo, faltan sonrisas, falta ternura", señaló.
"El desierto es feo, sea el que está en el corazón de todos nosotros, sea el que se encuentra en las ciudades, en los suburbios. Incluso el desierto que se encuentra en los barrios residenciales... Pero no hay que tener miedo de ir al desierto, para convertirlo en bosque donde hay vida en abundancia", señaló el Papa.
En ese sentido, alentó a los participantes a hacer "el milagro de transformar el desierto en bosque".
Para ello "no hay que tener miedo a la vida, no hay que tener miedo del conflicto (…). Es cierto, el conflicto es un riesgo, pero es también una oportunidad. El que no se arriesga, no se acerca nunca a la realidad (…). Los conflictos deben asumirse, los males deben asumirse para resolverlos", afirmó.
Asimismo, pidió cultivar "la amistad social", porque donde esta falta "hay siempre odio y guerra". "Estamos viviendo una 'tercera guerra mundial en pedazos', por todas partes. Miren el mapa del mundo y se darán cuenta. En cambio, la amistad social, a menudo tiene que ver con el perdón...Muchas veces consiste en acercarse: me acerco a ese problema, a ese conflicto, a esa dificultad", afirmó.
Añadió que la amistad social "tiene que ver con la gratuidad y esta sabiduría de la gratuidad se aprende con el juego, con el deporte, con el arte, con la alegría de estar juntos, con la cercanía".
"Es una palabra, 'gratuidad', que no se puede olvidar en este mundo, en el que parece que si no pagas no puedes vivir, donde la persona, el hombre y la mujer, a los que Dios creó como centro del mundo, para estar también en el centro de la economía, han sido expulsados y en el centro tenemos al dios dinero; y los que pueden acercarse a adorarlo lo hacen y los que no, van a parar al hambre, a la enfermedad, a la explotación".
"La gratuidad es la palabra clave" junto al perdón, porque así "se alejan el rencor y el resentimiento", añadió.
"Esto es lo que me ha venido en mente. Y ¿cómo se puede lograr? Simplemente siendo conscientes de que todos tenemos algo en común, de que todos somos humanos. Y en esta humanidad nos acercamos para trabajar juntos", concluyó.