En Estados Unidos las elecciones presidenciales se realizarán el 8 de noviembre de 2016 y los católicos deberán tomar una decisión ante los dos principales partidos políticos: el Demócrata y el Republicano.
Hoy existe una polarización entre ambos en diversos temas como el aborto, algo que antiguamente no sucedía. Hasta 1980 ser pro vida o pro aborto no necesariamente significaba pertenecer a una de las dos tiendas políticas. En la actualidad los nuevos pro vida de Estados Unidos tendrán dificultades para encajar cabalmente en cualquiera de los dos.
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Por un lado Hillary Clinton, que encabeza las encuestas en las primarias del Partido Demócrata, defiende el aborto y ha expresado su respaldo a la multinacional Planned Parenthood, acusada de tráfico de órganos de bebés abortados.
El otro candidato de este partido es el Bernie Sanders, que mantiene la misma postura que Clinton y recientemente aseguró ser "muy fuertemente pro-choice (pro-aborto)".
Por el Partido Republicano el candidato Ted Cruz quiere revertir la decisión tomada por la Corte Suprema en 1973 con el caso Roe v Wade, que legalizó el aborto a nivel nacional. Sin embargo, quien tiene mayores posibilidades de salir airoso en las primarias sería Donald Trump, que pese a haber alegado ser pro vida, hizo una fuerte declaración a favor del aborto en 1999 en el programa de NBC "Meet the Press".
En aquella oportunidad Trump dijo "mira, estoy muy a favor del aborto. No me gusta el concepto de aborto. Lo odio. Odio todo lo que representa. Me estremezco cuando escucho a personas debatiendo el tema (...) Yo solo creo en la posibilidad de elegir"..
Un poco de historia
En las primeras décadas de la historia de Estados Unidos, luego de 1789, los católicos eran una pequeña minoría de la población. Sin embargo, con las grandes olas de inmigrantes procedentes de países predominantemente católicos como Irlanda, Italia y Polonia, empezaron a poblar las principales ciudades de Estados Unidos para la segunda mitad del siglo XIX.
Estas personas eran pobres y vivían cerca de las zonas urbanas; su identidad y vida comunitaria se formó con el vínculo a sus parroquias locales. Inclusive los sindicatos, muy populares en ese entonces, celebraban sus reuniones en los sótanos parroquiales.
Según el periodista católico Michael Sean Winters, teniendo en cuenta los estándares actuales, los católicos "no podían ser considerados totalmente demócratas o republicanos". Sin embargo, una vez que estos comenzaron a hacer más dinero se desplazaron a los suburbios y sus valores y maneras de acercarse a la política comenzaron a cambiar.
"Los católicos empezaron a huir del ala demócrata cuando se mudaron a los suburbios y comenzaron volverse ricos y acomodados, y yo diría que empezaron a huir del Evangelio", acotó Winters.
Este movimiento masivo de las zonas urbanas a los suburbios empezó en la década de 1950, al mismo tiempo que las tasas de divorcio aumentaban todo el país. Los efectos también se elevaban debido al efecto del materialismo y el consumismo en la cultura.
Antes los católicos solían ser demócratas
Según el historiador Daniel K. Williams, las organizaciones pro vida y las "Asociaciones por el derecho a vivir" (Right to Life Leagues) surgieron a mediados de la década de 1960 bajo el liderazgo de las diócesis.
Ya que muchos de estos primeros defensores de la vida eran católicos, se relacionaron con el partido demócrata, que históricamente contó con peso significativo del ala "conservadora" especialmente en los estados del sur, situación que cambiaría pasada la década de los 80's tras una reestructuración nacional de los partidos.
Tras ese cambio, el Partido Demócrata adquirió una tendencia de centroizquierda, mientras que los Republicanos se convirtieron en un partido inclinado al "conservadurismo" después de la nominación de Ronald Reagan para la elección presidencial de 1980.
Roe vs Wade
En el período inmediatamente posterior a la decisión del Tribunal Supremo que legalizó el aborto en los Estados Unidos, la oposición provenía de los políticos católicos. Las imágenes de las primeras Marchas por la Vida muestran un evento compuesto en su mayoría por legisladores, muchos de ellos demócratas católicos.
"Una gran cantidad de políticos católicos fueron alguna vez pro vida, sobre todo los que estaban en el cargo a principios de 1970", dijo Williams.
Ted Kennedy, de los famosos católicos pertenecientes a la familia Kennedy, hizo suya la causa pro vida hasta 1975, después cambió de rumbo y se mantuvo a favor del aborto hasta el final de su carrera política.
Varios demócratas sureños que una vez fueron pro vida -Dick Gephardt hasta 1985 y Al Gore hasta mediados de la década de 1980- terminaron cambiando de rumbo una vez que pusieron los ojos sobre ambiciones políticas personales.
Uno de los mayores obstáculos para los demócratas pro vida fue el incremento de las inscripciones de parte del movimiento feminista de la época. Lo que además obstaculizó la insistencia pro vida para aprobar una "Enmienda para la Vida Humana" (Human Life Amendment), que habría volcado Roe vs Wade y concedido el derecho constitucional a la vida desde el momento de la concepción.
Al alinearse los demócratas con el movimiento feminista -que reclamaba el aborto como un derecho no negociable- y otros grupos interés, el partido empezó a alejarse de sus raíces y se convirtió en algo muy distinto a sus orígenes.
La brecha religiosa pronto sería llenada por Ronald Reagan con su victoriosa campaña de 1980, en la que recibió un amplio apoyo pro vida después de haber conversado con los líderes del movimiento.
Pero sería en la Convención Nacional Republicana de ese año que aquel partido adoptaría oficialmente una plataforma pro vida, con una mayoría abrumadora. Además, muchos de los antiguos católicos demócratas fueron convocados para formar parte de sus filas.
Las elecciones que se aproximan
En el futuro inmediato, los partidos parecen "destinados a permanecer enfrentados en el tema del aborto", dijo Williams. Los partidos están lejos de ser lo que alguna vez fue Partido Democrático de los primeros años 70, que defendió otros temas de justicia social sin dejar de ser pro-vida.
"Los pro vida van a tener que hacer una elección entre estas dos alternativas que se están moviendo en direcciones de las que no desean ser testigos. Los republicanos se están volviendo más conservadores en la mayoría de temas y el Partido Demócrata más comprometido con los derechos reproductivos de las mujeres", añadió.
"Creo que hay un gran grupo de la generación 'millennials' a favor de la vida que están buscando una manera de combinar su oposición al aborto con una ética de la justicia social más amplia, tal vez una ética de la justicia social que incluiría preocupación por los pobres, la justicia ambiental, etc. Así que creo que sus votos pueden influir en los partidos en algún momento del futuro", añadió Williams.
A pesar de estas proyecciones las nuevas generaciones no tienen un panorama claro para optar por un partido que defienda sinceramente la vida. Ser Republicano no significa ni significó necesariamente ser pro vida en los Estados Unidos, y Donald Trump lo ha colocado en tela de juicio como resultado del cambio de discurso.
Traducido y adaptado por Diego López Marina. Publicado originalmente en CNA.
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- ACI Prensa (@aciprensa) 16 de marzo de 2016