Con la celebración del Domingo de Ramos se inició la Semana Santa, el tiempo más importante del año en el que los católicos recordamos la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo.
Por ello, con el fin de vivir adecuadamente estos misterios, brindamos a los fieles tres claves compartidas por el Cardenal Norberto Rivera Carrera durante la Misa de Domingo de Ramos que celebró en 2016 cuando se desempeñaba como Arzobispo de México:
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1. Elegir el personaje con cuya actitud queremos vivir la Semana Santa
En el relato de la Pasión, afirma el Arzobispo, "nosotros estamos ahí representados de alguna manera" y se puede elegir el personaje con cuya actitud queremos vivir la Semana Santa.
"Podemos tomar la túnica del Cirineo para acercarnos a Cristo a ayudarle a cargar con la Cruz, podemos tomar el pañuelo de las mujeres que lloran al contemplar al condenado, podemos golpearnos el pecho como el centurión o estar junto a María en silencio al pie de la cruz o quizá nos quede mejor la vestidura de Judas, de Pedro, de Pilatos o de aquéllos que 'contemplaban de lejos' esperando ver cómo terminaba la tragedia".
2. Enjugar el llanto de los hermanos que sufren
"Sabemos que la historia de la Pasión no ha terminado (…) la Pasión de Cristo se renueva en todo discípulo de Jesús que es perseguido por la justicia. Esta Semana Santa hagamos nuestro el ideal de San Pablo: 'sufro en mi carne lo que falta a la Pasión de Cristo, a favor de su cuerpo que es la Iglesia'. Sepamos convertir nuestro dolor, aparentemente infecundo, en medio de redención para nosotros y para los demás".
El Cardenal Rivera propone no contentarse "con recordar piadosamente la pasión histórica de Jesús, sino que nos esforcemos por mitigar activamente las pasiones cercanas de los hombres que se cruzan por nuestro camino" enjugando "efectivamente el llanto de los hermanos que sufren: 'Lo que han hecho con cualquiera de ellos, conmigo lo han hecho'".
3. Fe en la Resurrección
"La Semana Santa será incompleta si no se vive en la fe y en la esperanza de la Resurrección (…) Toda nuestra vida, en cierto sentido, debe ser Semana Santa, perseguidos por el dolor y la muerte, pero viviendo la alegría del triunfo definitivo que alcanzaremos en la resurrección".
"La narración de la Pasión –dijo el Cardenal– aparentemente termina con la piedra que cierra el sepulcro, pero nosotros sabemos que el dolor y la muerte no son la última palabra, Jesús ha resucitado y está sentado a la derecha del Padre".