Será largo el proceso conocido como "Vatileaks", que desde octubre pasado se desarrolla en el Estado de la Ciudad del Vaticano. Ayer en la tarde, en una audiencia de tres horas, se inició el interrogatorio a Mons. Lucio Vallejo Balda, el primero de los acusados de haber filtrado documentos reservados de la Santa Sede, y quien ha vuelto a la cárcel.
En la primera audiencia no estuvo presente Gianluigi Nuzzi, autor del libro "Mercaderes en el Templo", en el cual algunos de los documentos en cuestión fueron publicados. Nuzzi es acusado de haber presionado para poder obtener dichos textos.
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Nuzzi no estuvo presente pues prefirió prepararse para otro proceso en el cual está imputado en Italia, por delitos muy similares a aquellos por los que se le acusa en el Vaticano. Dicho proceso, conocido en Italia como "Esselunga", acusa a Nuzzi de adquirir un CD con llamadas telefónicas grabadas ilegalmente.
Nuzzi fue acusado de encubrimiento agravado por la adquisición del CD. Una operación efectuada, se lee en la imputación, para que Nuzzi realizara en 2010 "un informe de noticias usando el contenido de las interceptaciones ilícitas".
En el aula el proceso continúa con Nuzzi como imputado en contumacia. Mons. Vallejo Balda respondió a preguntas basadas en interrogatorios de octubre y noviembre de 2015, sobre el careo con la otra imputada, Francesca Chaouqui, y el memorándum que el mismo Vallejo entregó a las autoridades vaticanas que fue escrito durante los primeros meses de reclusión.
Mons. Vallejo Balda volvió a la cárcel después de haber estado bajo arresto domiciliario debido al riesgo de manipulación de pruebas.
Durante las tres horas que duró el interrogatorio se dijo que antes del nacimiento en 2013 de la Comisión de estudio y orientación sobre la organización de la estructura económico-administrativa de la Santa Sede (la COSEA), Mons. Vallejo estaba organizando una especie de "comité de sombra", del cual también formaba parte Chaouqui.
La COSEA fue creada para evaluar los documentos y las cuentas de todos los dicasterios, y para sugerir reformas para la racionalización de los gastos y mejorar la gestión en conjunto.
Sin embargo, el sacerdote español negó todo y recordó que al contrario ha debido siempre defender los documentos de la Prefectura, sobre todo después de un robo ocurrido en 2014, tanto que para la COSEA pidió al Papa usar una habitación de la residencia de Santa Marta, la número 127.
La relación entre Vallejo y Chaouqui parecía funcionar hasta que, según el sacerdote, ella comenzó a presionarlo, casi aterrorizándolo tras la conclusión de su trabajo en la comisión.
A la pregunta de si había o no filtrado datos reservados a los periodistas, Vallejo dijo que sí, pero hizo entender que se sentía obligado y amenazado por lo que llamaba "el mundo detrás de Francesca".
Afirma también que parecía que Nuzzi tuviese ya algunos de los documentos que él había proporcionado, que parecía que Nuzzi supiese cosas de su vida privada, que Chaouqui tuviese segundas intenciones. Confirma también tener un fuerte estrés por trabajo, porque fue transferido de España sin saber italiano, y que empeoró después de las presiones de Chaouqui.
Al final se mostró el chat donde Vallejo hace una cita para cambiar documentos con el periodista Emiliano Fittipaldi, autor del libro "Avaricia: Documentos que revelan la riqueza, escándalos y secretos de la Iglesia de Francisco".
Mons. Vallejo concluye explicando que en julio de 2015 escribió una carta a la Secretaría de Estado para explicar la situación sin entrar en detalles, pero haciendo entender la gravedad.
Hoy los abogados de los otros implicados tienen la ocasión de hacer más preguntas y luego se procede con los otros imputados.
Traducido y adaptado por Eduardo Berdejo. Publicado originalmente en ACI Stampa.