Los peregrinos que llegan hasta Roma por el Jubileo de la Misericordia pueden recorrer una de las catacumbas más importantes de la Ciudad Eterna donde se pueden admirar pinturas de los primeros cristianos: Las de San Marcelino y San Pedro que datan de los años 100 y 200 D.C. que han sido restauradas durante tres años y ya se han abierto al público.
Las catacumbas son los antiguos cementerios subterráneos usados durante algún tiempo por las comunidades cristianas de Roma y que comenzaron a construirse en el siglo segundo hasta la primera mitad del quinto.
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En su origen fueron sólo un lugar de sepultura donde los primeros cristianos se reunían para celebrar los funerales y conmemorar el aniversario de los mártires. No obstante, durante las persecuciones contra los cristianos en el Imperio Romano sirvieron también como refugio y como espacios donde celebrar la Eucaristía en secreto.
San Marcelino y San Pedro, cuya fiesta se celebra cada 2 de junio, fueron martirizados en Roma en el año 304 durante la persecución de Diocleciano, emperador de Roma que llevó adelante la llamada "Gran Persecución", una de las más sangrientas de la historia.
San Marcelino fue un sacerdote muy estimado en Roma, y San Pedro un cristiano piadoso con un don especial para la expulsión de demonios. Ambos se encuentran entre los santos romanos que se conmemoran diariamente en el canon de la Misa.
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Las labores de restauración han sido posibles gracias al total financiamiento de la fundación de Azerbaiyán Heydar Aliyev, a través de un acuerdo con el Pontificio Consejo para la Cultura y la Pontificia Comisión de Arqueología Sacra.
Estos trabajos han posibilitado la recuperación de valiosas pinturas realizadas por los primeros cristianos en las que se representan escenas de la Biblia como la pequeña sala o cubículo de Susana, el profeta Daniel, Sabina y Orfeo; o la Virgen con dos Reyes Magos.
En uno de los techos también resalta un medallón central del Buen Pastor, rodeado de los episodios bíblicos de Jonás, de Daniel en el foso de los leones y de Noé en el arca.
Para lograr devolver a los frescos todo su esplendor y evitar que se perdiesen definitivamente por el paso del tiempo se han utilizado modernas técnicas como la limpieza con láser.
Sin duda uno de los espacios centrales de las catacumbas es la cripta de los mártires Marcelino y Pedro, donde se puede observar el lugar en el que fueron excavadas sus tumbas.
Las catacumbas de los dos mártires pertenecen al complejo arqueológico Ad duas lauros, situado en una zona suroriental de Roma donde vivían en la antigüedad familias de clase baja y comerciantes.