Para una pareja enterarse de que su bebé recién nacido puede morir o que está enfermo es un momento muy difícil y dramático. Algunos cuidan de ellos y los acompañan hasta que fallecen, pero lamentablemente otros los abandonan porque no pueden soportar el sufrimiento.

Los bebés que mueren abandonados solos en algunos hospitales han sido la razón por la cual Cori Salchert, su esposo Mark y sus ocho hijos biológicos viven en "la casa de la esperanza". La llamaron así porque en 2012 decidieron adoptar y dar "esperanza" a algunas de estas criaturas.

Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram

Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:

Cori dijo a Today Parents que "es una regalo formar parte de la vida de esos bebés, tener la capacidad de aliviar su sufrimiento, animarlos y amarlos a pesar de que ellos no pueden dar nada tangible a cambio, como una sonrisa por nuestros esfuerzos".

Actualmente, cuidan de un bebé de 19 meses llamado Charlie que tiene un daño cerebral irreversible. Aunque su esperanza de vida es de dos años, y durante el año pasado ha sufrido diez ataques al corazón, esta familia lo cuida desde octubre del 2014 como si fuera un hijo propio y le dan todo el amor que son capaces.

Según dijeron a Sheboyganpress, Cori y su esposo Mark siempre quisieron ser padres adoptivos pero hace unos años no podían porque ambos trabajan a tiempo completo y tenía que cuidar de sus ocho hijos.

Así comenzó todo

Uno de los motivos que llevaron a Cori a adoptar a los bebés enfermos fue porque en su infancia pasó por una situación similar y muy dolorosa. Su hermana menor Amie contrajo una meningitis espinal. La infección afectó al funcionamiento del cerebro, dejándola discapacitada física y mentalmente. Por ello, la mandaron a vivir a un hogar para niños especiales. Cuando Amie tenía once años se escapó y se ahogó en una laguna cerca del campo de golf.

Cori se preguntó cómo se debió sentir su hermana al no poder entender por qué no podía respirar y por qué nadie estaba ahí para ayudarla.

"Durante toda mi vida me hice esta pregunta: ¿Dónde estaba Dios cuando mi hermana más lo necesitaba? Sin embargo de adulta me di cuenta que en lugar de decirle a Dios una y otra vez de que las cosas pudieron haber sido de otro modo, dejé a un lado el dolor y la desilusión y le dije ' Tómalo y redímelo'. Él lo hizo en una forma que superó mi entendimiento", manifestó.

Así cuando obtuvo su título de enfermera comenzó a trabajar y se concentró en los moribundos y los recién nacidos. Cuando estuvo en el área de maternidad fue testigo del dolor de las madres que perdían a sus bebés en gestación o si estos morían después de nacer. Entonces sintió la necesidad de hacer algo por ellas y ayudarlas.

Entró a la Hope After Loss Organization (Organización de esperanza después de la pérdida), que brinda asistencia a las familias cuyos bebés han muerto. Mientras estaba ahí, contrajo una enfermedad que afectó a su sistema inmunológico. Fue operada varias veces y obligada a guardar reposo.

Emmalynn

En esos momentos, Cori le preguntó a Dios cómo redimiría ese dolor. Pronto recibió la respuesta: una llamada preguntándole si podía encargarse de una bebé de dos semanas que estaba a punto de morir.

Se llamaba Emmalynn y había nacido sin una parte del cerebro. Los médicos explicaron a los Salchert que la bebé estaba en estado vegetativo, que no podía oír ni ver y que solamente respondía a los estímulos dolorosos. Si nadie se encargaba de ella, la bebé moriría sola en el hospital. Los esposos aceptaron cuidarla y dijeron que para ellos "no era un favor sino un privilegio".

Le pusieron nombre y la trataron como un miembro más de la familia durante los 50 días que vivió. Emmalynn murió en los brazos de Cori. Aunque esta pérdida les causó dolor, "la casa de la esperanza" decidió acoger a otro bebé en la misma situación. Ese bebé es Charlie.

Para atenderlo mejor, Cori ha colocado una cama de hospital en medio de la sala. Al lado están los equipos que controlan su respiración. También quisieron que la cama fuera grande para que todos los miembros de la familia puedan echarse ahí y abrazarlo.

"Nosotros hacemos todo los posible por querer a Charlie, lo llevamos a todos lados y vivimos aventuras juntos. Incluso los médicos nos dejaron colocar una cama grande para poder acurrucarnos con él mientras él está conectado a los tubos y máquinas que lo mantienen con vida", expresó Cori.

También te puede interesar: