Un grupo de personas que lograron escapar de la ciudad libia de Sirte –tomada en febrero de 2015 por el Estado Islámico (ISIS)–, denunciaron que los yihadistas han impuesto la sharia (ley musulmana) y aplican crucifixiones y latigazos públicos a quienes se resisten a aceptar sus leyes o cursos de "reeducación".
for believing in #christianity involving the cross and the #HolySpirit #ISIS #Etiopia #Lybia /support #Kurdistan pic.twitter.com/iYsc8IJfgG
- Blaine Thompson (@xbbllaaiinneex) abril 19, 2015
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Usando nombres ficticios por razones de seguridad, la BBC ha difundido los relatos de personas como "Bint Elferagani", quien trabajaba como pediatra en el hospital Ibn Sina y que escapó de Sirte en agosto de 2015. "Las muertes son increíbles", denunció.
Bint, quien mantiene contacto con algunos familiares que se quedaron en esta ciudad, dijo que "un primo fue crucificado en la rotonda Zaafran, otro fue asesinado en la rotonda Gharbiyat y un tercero fue decapitado. Además otro fue muerto por fuego de artillería. Una amiga perdió tres hermanos".
Por su parte, Al-Warfali, que abandonó la ciudad en diciembre, dijo que "al principio no aplicaban la sharia", pero "en agosto comenzaron a imponer un rígido código islámico, desde la vestimenta al comportamiento. Cualquier persona si no se adecuaba, normalmente después de la oración del viernes, era azotado o crucificado en la plaza".
Los fugitivos también contaron que en Sirte el ISIS ha distribuido volantes para que las personas asistan a los "cursos de reeducación" basados en la ley islámica. Quienes no asistan son interrogados. Según relataron, muchos de los yihadistas provienen de Turquía, Irak y Siria, a quienes se les han sumado extremistas locales.
Además se ha llenado la ciudad con carteles que advierten a las mujeres que no pueden vestirse como los infieles, sino que deben usar ropas opacas que les cubran todo el cuerpo. Tampoco pueden usar perfumes.
Los relatos también señalan que el ISIS intenta desde los dos últimos meses controlar los pozos petroleros más importantes del país, sin embargo, siguen siendo rechazados por las fuerzas del gobierno.
"El último gran ataque lo hizo el 4 de enero, pero fueron rechazados. Ahora tratan de llegar a la planta de Ras Lanuf. No tienen suficientes hombres para conquistar los pozos, pero nunca van a detener los ataques", indicaron.