Las religiosas mercedarias de Santiago han manifestado su "dolor, perplejidad y consternación" después de que tres hermanas abandonaran el convento y denunciaran haber sido coaccionadas a permanecer en el mismo, una acusación que han rechazado desde el primer momento, especialmente cuando la dispensa de los votos se estaba manejando ágilmente desde la Santa Sede.
Las religiosas han respondido así a la salida de estas hermanas que el 21 de enero denunciaron haber sido "retenidas" contra su voluntad, razón por la cual las autoridades abrieron un proceso de investigación dentro del convento.
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La noticia creó un gran revuelo entre los medios de comunicación. Al respecto el Arzobispado precisó hace unos días que las religiosas, que ya están fuera del convento, nunca pidieron dejarlo antes de la dispensa de los votos, que debía llegar desde la Santa Sede en unas semanas.
Sobre este caso, las mercedarias de Santiago piden a las instituciones y a las personas y medios de comunicación "respeto hacia esta forma de vida consagrada en la Iglesia y verdad ante unas informaciones que no han reflejado correctamente los hechos acaecidos".
"Más allá del dolor y la consternación que esta situación nos produce, seguimos confiando en el Dios de la Misericordia, que acoge y perdona; y queremos seguir expresando nuestro deseo de servirle a Él y a los hermanos desde nuestro carisma mercedario en esta ciudad del apóstol", afirman en una carta sobre esta situación.
Para investigar lo sucedido, los juzgados de Santiago citaron a cinco hermanas de la comunidad, "sin que en ningún momento, previamente, nuestra Orden hubiera recibido información o denuncia alguna acerca de presuntos comportamientos delictivos en sus 300 años de existencia, ni por parte de organismo judicial ni de persona particular".
La comunidad de las Mercedarias de Santiago está compuesta por siete hermanas de tres nacionalidades: España, India y México, "o sea, que es una pequeña comunidad universal, llena de alegría y variedad cultural", resaltan.
Explican que "la vida de la mercedaria descalza es una vida consagrada a la oración y viviendo en clausura descubrimos la libertad que da el poder vivir dedicadas exclusivamente a la alabanza divina, en esa continua presencia amorosa tan deseada, que es la del Dios Vivo".
Según señalan en la carta, "hace más de 15 años quisimos facilitar el desarrollo de la vida contemplativa a distintas jóvenes vocaciones extranjeras, algunas jóvenes de Kerala (India) y de México, algunas de las cuales ahora son monjas de votos solemnes y otras fueron descubriendo con el paso del tiempo que el Señor las llamaba a otro tipo de vocación en la Iglesia y en el mundo".
En ese sentido, las religiosas explican que han dado gracias a Dios "por cada una de estas hermanas tanto las que han perseverado como las que libre y voluntariamente decidieron dejar la vida religiosa; todas han sido un don de Dios, por su espíritu ferviente y misionero".
Según explican todas las religiosas de la comunidad "están muy integradas". De hecho, aseguran que una de las que recientemente decidió dejar la vida monástica "fue Vicaria, que es el segundo oficio en importancia en la comunidad por su responsabilidad, durante seis años, incluso superiora de la comunidad en funciones durante un tiempo".
"Y posteriormente estuvo encargada del torno conventual, donde se atienden las comunicaciones con el exterior y se entra en relación con todas las personas que acuden al Monasterio", aseguran.
Explican que los cargos y tareas intracomunitarios son elegidos democráticamente para un período de tres años, al término de los cuáles se procede a otra elección de las distintas responsabilidades.
"En estos tiempos en los que nos cuesta aceptar los compromisos a largo plazo y en los que la fidelidad parece cuestionada como valor, la perseverancia en la vocación y la humilde presencia de un monasterio como el nuestro (dedicado a la oración y a la contemplación) suponen sin duda, un testimonio muy hermoso para todos los creyentes", precisan.