"El reverendo Martin Luther King soñaba con lo que él llamaba 'la comunidad amada'". Así inicia la reflexión semanal de Mons. José Gómez, Arzobispo de Los Ángeles (Estados Unidos) en vista de que hoy se conmemora en ese país la memoria de este líder, nacido el 15 de enero de 1929.
"La comunidad amada que estamos llamados a buscar, es una sociedad en la que ya no vemos a 'otros' sino más bien a hermanos y hermanas. En la comunidad amada, no hay nadie que esté más allá de la redención o que sea indigno de nuestra compasión", expresó.
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El Prelado añadió que la "comunidad amada" de King, cuyo día se celebra en Estados Unidos cada tercer lunes de enero, le recuerda que los ideales e instituciones del país tienen sus raíces en "la verdad cristiana de que todos los hombres y mujeres son creados a imagen de Dios, con igual dignidad y derechos".
"Es una hermosa imagen del reino que Jesús proclamó y nos llamó a establecer: una ciudad donde reine el amor y la verdad; la familia de Dios formada por la rica diversidad de pueblos y naciones".
Mons. Gómez indicó que "nos damos cuenta, con dolor, de que nuestra nación está todavía muy lejos de esta comunidad amada con la que él soñaba y por la cual entregó su vida.
"Lamentablemente, demasiadas injusticias y problemas de nuestra sociedad siguen derivándose de asuntos raciales. Demasiados corazones y mentes están todavía empañados por actitudes raciales y presuposiciones de derecho a privilegios basados en la etnia o al color de la piel de las personas", dijo al respecto.
Manifestó que el año pasado estuvo marcado por el aumento de la violencia racial y las tensiones en ciudades y campus universitarios en el país.
También mencionó que la esclavitud, las injusticias contra los indígenas son considerados como "el pecado original" de Estados Unidos y que a lo largo de la historia la exclusión y la intolerancia de las minorías raciales y étnicas continúan siendo una tentación persistente.
En ese sentido resaltó que "la Iglesia enseña que toda estructura de pecado que encontramos en la sociedad empieza en el corazón de los individuos. Las sociedades no pecan, pero las personas sí lo hacen. Por lo tanto, tenemos que acabar con el racismo en nuestra sociedad".
Por lo tanto indicó que para lograr un cambio duradero es necesario que se conviertan los corazones y se renueven las mentes. "Si profesamos a Cristo y creemos en su Evangelio, no hay absolutamente ningún espacio para los prejuicios o sentimientos de superioridad basados en la raza o en el origen étnico. Ni en ningún otro criterio 'artificial'".
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- ACI Prensa (@aciprensa) octubre 27, 2015