El Papa Francisco se encontró esta mañana en el Aula Pablo VI del Vaticano con el Movimiento Cristiano de Trabajadores, a quienes les habló principalmente de educación, la importancia de compartir y de dar testimonio. Durante su intervención, les propuso un nuevo "humanismo del trabajo", donde el hombre esté en el centro, donde la economía sirva al hombre y no se sirva del hombre".
"El trabajo es una vocación, porque nace de una llamada que Dios hizo desde el principio al hombre, para que 'cultivase y custodiase' la casa común" dijo al comenzar su discurso.
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Francisco recordó que al mismo tiempo el mal que ha corrompido el mundo es también la actividad del hombre pero se puede responder de manera cristiana a esta vocación, para lo que propuso tres aspectos:
Educación: Es la "capacidad de sacar lo mejor del propio corazón. No es sólo enseñar alguna técnica o impartir nociones, sino hacernos más humanos a nosotros mismos y la realidad que nos rodea".
A su vez, alertó de la importancia de no ceder a los engaños "de quien quiere hacer creer que el trabajo, el compromiso diario, el don de sí mismo y el estudio no tienen valor". Hoy, "es urgente educar a recorrer el camino, luminosa y comprometida, de la honestidad".
Si no es así, se "genera una mentalidad falsa y nociva" que hay que combatir: la ilegalidad "que lleva a la corrupción de las personas y de la sociedad".
En este sentido, el Papa aseguró que "la ilegalidad es como un pulpo que no se ve: se esconde, se sumerge, pero con sus tentáculos se agarra y envenena, haciendo mucho mal".
Compartir: El Papa manifestó que el trabajo también es la "oportunidad de entrar en relación con los otros". Por ello, "debe unir a las personas, no alejarlas, haciéndoles cerradas y distantes".
"Es importante que los otros no sean solo destinatarios de alguna atención, sino de verdaderos proyectos. Todos hacen proyectos para sí mismos, pero proyectar para los otros permite dar un paso adelante: pone la inteligencia al servicio de al amor, haciendo a la persona más íntegra y la vida más feliz, porque es capaz de donar".
Testimonio: Francisco recordó que en la actualidad hay personas que quisieran trabajar pero "no lo logran". Estos "son los nuevos excluidos de nuestro tiempo y son privados de su dignidad", afirmó.
Una vez más, el Papa señaló que "la justicia humana pide la oportunidad de tener trabajo para todos". Y de frente a estas personas, "no sirve predicar" sino que necesitan "que se les transmita esperanza, consolar con la presencia y sostener con ayuda concreta".
"Les animo a dar testimonio a partir del estilo de vida personal y asociativo: testimonio de gratuidad, de solidaridad, de espíritu de servicio", porque "el discípulo de Cristo cuando es transparente en el corazón y sensible en la vida, lleva la luz del Señor a lugares donde vive y trabaja", concluyó.