En el marco de la celebración de la Solemnidad del Bautismo del Señor, que este año es el 7 de enero, les compartimos 5 datos sobre el sacramento del Bautismo, puerta para los otros sacramentos.
"Por el Bautismo somos liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios, llegamos a ser miembros de Cristo y somos incorporados a la Iglesia y hechos partícipes de su misión", enseña el Catecismo de la Iglesia Católica (n. 1213).
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1. Jesús mismo fue bautizado
La periodista, bloguera y oradora católica Marge Fenelon comenta en un artículo del National Catholic Register que "Jesús fue y es el Rey de reyes, Dios-Hombre y el Todopoderoso. No tenía absolutamente ninguna necesidad de ser bautizado. Él es la salvación y Él mismo no la necesita. En la Cruz, la sangre y el agua que brotaban de su costado son 'figuras del Bautismo y de la Eucaristía, sacramentos de vida nueva', como dice el Catecismo (CEC 1225)".
"Aún así, Jesús insistió en que Juan lo bautizara (a pesar de la resistencia del Bautista). Jesús le dijo: 'Permítelo ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia' (ver Mt 3,14) ¡Qué ejemplo para todos nosotros!".
"Desde el día de Pentecostés la Iglesia ha celebrado y administrado el santo Bautismo. En efecto, San Pedro declara a la multitud conmovida por su predicación: 'Convertíos [...] y que cada uno de vosotros se haga bautizar en el nombre de Jesucristo, para remisión de vuestros pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo' (Hch 2,38)", indica el Catecismo en el numeral 1226.
San Higinio, Pontífice aproximadamente entre los años 138 y 142, instituyó al padrino y la madrina en el Bautismo de los recién nacidos para que guíen a los pequeños en la vida cristiana.
2. Tiene varios nombres
Bautizar, del griego baptizein, significa "sumergir" o "introducir dentro del agua". Esta inmersión simboliza "el acto de sepultar al catecúmeno en la muerte de Cristo, de donde sale por la resurrección con Él" (CEC 1214).
Este sacramento también es llamado "baño de regeneración y de renovación del Espíritu Santo", así como "iluminación", porque el bautizado se convierte en "hijo de la luz".
San Gregorio Nacianceno decía que es "don, porque es conferido a los que no aportan nada; gracia, porque es dado incluso a culpables; bautismo, porque el pecado es sepultado en el agua; unción, porque es sagrado y real (tales son los que son ungidos); iluminación, porque es luz resplandeciente; vestidura, porque cubre nuestra vergüenza; baño, porque lava; sello, porque nos guarda y es el signo de la soberanía de Dios".
3. Sus promesas se renuevan cada año
"En todos los bautizados, niños o adultos, la fe debe crecer después del Bautismo. Por eso, la Iglesia celebra cada año en la vigilia pascual la renovación de las promesas del Bautismo. La preparación al Bautismo sólo conduce al umbral de la vida nueva. El Bautismo es la fuente de la vida nueva en Cristo, de la cual brota toda la vida cristiana" (CEC 1254).
Marge Fenelon indica también en su artículo que "el Bautismo de Jesús, de hecho, el Bautismo en general, me asegura la promesa de salvación de Dios para quienes lo buscan. Dios sabe, literalmente, que ciertamente lo busco. La Iglesia Católica llama al Bautismo 'baño de regeneración y renovación del Espíritu Santo'. ¡Eso sí que es algo maravilloso para reflexionar!".
4. Un no bautizado también puede bautizar
Indica el Catecismo de la Iglesia Católica (n. 1256) que "son ministros ordinarios del Bautismo el obispo y el presbítero y, en la Iglesia latina, también el diácono. En caso de necesidad, cualquier persona, incluso no bautizada, puede bautizar si tiene la intención requerida y utiliza la fórmula bautismal trinitaria".
"La intención requerida consiste en querer hacer lo que hace la Iglesia al bautizar. La Iglesia ve la razón de esta posibilidad en la voluntad salvífica universal de Dios (cf. 1Tm 2,4) y en la necesidad del Bautismo para la salvación (cf. Mc 16,16)" (CEC 1253).
5. Es un sello único y permanente
"El Bautismo imprime en el cristiano un sello espiritual indeleble (character) de su pertenencia a Cristo. Este sello no es borrado por ningún pecado, aunque el pecado impida al Bautismo dar frutos de salvación. Dado una vez por todas, el Bautismo no puede ser reiterado" (CEC 1272).
Fenelon recuerda asimismo que "junto con el Bautismo, se me dio una misión y no soy la única. A todos los bautizados se les ha encomendado la misión de difundir la Buena Nueva de Jesucristo hasta los confines de la tierra y bautizar a todos los pueblos".
"Traer a otros a la Iglesia no es una opción; es una obligación", remarca.