Estando próximos a la celebración de la Fiesta del Bautismo del Señor, les compartimos 5 datos relacionados al sacramento del Bautismo, puerta para los otros sacramentos.
Enseña el Catecismo de la Iglesia Católica: "Por el Bautismo somos liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios, llegamos a ser miembros de Cristo y somos incorporados a la Iglesia y hechos partícipes de su misión" (CEC 1213).
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1. Jesús, modelo de humildad, nos convoca al Bautismo
Marge Fenelon, reconocida periodista y comunicadora católica, colaboradora del National Catholic Register, diario perteneciente a la familia EWTN, comentaba en un artículo publicado en este medio:
"Jesús es el Rey de reyes, el Dios-Hombre Todopoderoso. No tenía necesidad alguna de ser bautizado porque Él es la salvación en sí misma y por lo tanto no la necesita. En la Cruz, la sangre y el agua que brotaron de su costado son 'figuras del Bautismo y de la Eucaristía, sacramentos de vida nueva', como dice el Catecismo (CEC 1225)... Aún así, Jesús insistió en que Juan lo bautizara, a pesar de la resistencia del Bautista. Jesús le dijo: 'Ahora déjame hacer esto, porque conviene que así cumplamos todo lo que es justo’ (Mt 3,14)”. ¡Vaya ejemplo para todos nosotros!".
Dice el Catecismo de la Iglesia Católica: "Desde el día de Pentecostés la Iglesia ha celebrado y administrado el santo Bautismo. En efecto, San Pedro declara a la multitud conmovida por su predicación: 'Convertíos [...] y que cada uno de vosotros se haga bautizar en el nombre de Jesucristo, para remisión de vuestros pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo' (Hch 2,38)" (CEC 1226).
San Higinio, noveno Papa (ca.138-140), instituyó, como signo del patrocinio de la Iglesia a cada bautizando, la necesidad de nombrar un padrino y una madrina que guíen a los recién nacidos a la fe y la vida cristiana en el peregrinar en esta vida, y no se aparten del camino que conduce a la salvación.
2. El Bautismo tiene “otros nombres”
Bautizar, del griego baptizein, significa "sumergir" o "introducir dentro del agua". Esta inmersión simboliza "el acto de sepultar al catecúmeno en la muerte de Cristo, de donde sale por la resurrección con Él" (CEC 1214).
Este sacramento también es llamado "baño de regeneración y de renovación del Espíritu Santo", así como "iluminación", porque el bautizado se convierte en "hijo de la luz".
San Gregorio Nacianceno decía que el Bautismo es "don, porque es conferido a los que no aportan nada; gracia, porque es dado incluso a culpables; bautismo, porque el pecado es sepultado en el agua; unción, porque es sagrado y real (tales son los que son ungidos); iluminación, porque es luz resplandeciente; vestidura, porque cubre nuestra vergüenza; baño, porque lava; sello, porque nos guarda y es el signo de la soberanía de Dios".
3. Las promesas del bautismo se renuevan cada año
"En todos los bautizados, niños o adultos, la fe debe crecer después del Bautismo. Por eso, la Iglesia celebra cada año en la vigilia pascual la renovación de las promesas del Bautismo. La preparación al Bautismo sólo conduce al umbral de la vida nueva. El Bautismo es la fuente de la vida nueva en Cristo, de la cual brota toda la vida cristiana" (CEC 1254).
Fenelon -en el artículo mencionado líneas arriba- resalta la riqueza que encierra el Bautismo: ”El Bautismo en general, asegura la promesa de salvación de Dios para quienes lo buscan. Dios sabe, literalmente, que ciertamente lo buscamos. La Iglesia Católica llama al Bautismo 'baño de regeneración y renovación del Espíritu Santo'. ¡Esto es algo que vale la pena reflexionar!".
4. Un no bautizado también puede bautizar
Aquí entramos en el terreno de lo excepcional, pero que puede darse ciertamente. Indica el Catecismo de la Iglesia Católica (n. 1256) que "son ministros ordinarios del Bautismo el obispo y el presbítero y, en la Iglesia latina, también el diácono. En caso de necesidad, cualquier persona, incluso no bautizada, puede bautizar si tiene la intención requerida y utiliza la fórmula bautismal trinitaria".
"La intención requerida consiste en querer hacer lo que hace la Iglesia al bautizar. La Iglesia ve la razón de esta posibilidad en la voluntad salvífica universal de Dios (cf. 1Tm 2,4) y en la necesidad del Bautismo para la salvación (cf. Mc 16,16)" (CEC 1253).
5. Es un sello único y indeleble
"El Bautismo imprime en el cristiano un sello espiritual indeleble (character) de su pertenencia a Cristo. Este sello no es borrado por ningún pecado, aunque el pecado impida al Bautismo dar frutos de salvación. Dado de una vez por todas, el Bautismo no puede ser reiterado" (CEC 1272).
Fenelon recuerda asimismo que "junto con el Bautismo” todos los cristianos reciben una misión: “A todos los bautizados se les ha encomendado la misión de difundir la Buena Nueva de Jesucristo hasta los confines de la tierra y bautizar a todos los pueblos… Traer a otros a la Iglesia no es una opción; es una obligación", remarcaba la autora.