Hacer previsiones con el Papa Francisco es difícil, es más, casi imposible. Pero como cada año, en estos tiempos se vuelve a hablar insistentemente del consistorio para la creación de nuevos cardenales. Hoy el Colegio Cardenalicio está conformado por 216 cardenales: 117 electores –con menos de 80 años de edad– y 99 que ya pasaron esta edad y por tanto excluidos de un futuro cónclave.
El Papa Francisco presidió sus dos consistorios siempre en el mes de febrero, haciendo el anuncio la primera semana de enero. También esta vez podría ser así.
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Prever la fecha del anuncio es imposible, así como el número y los nombres de los futuros purpurados también, porque el Papa nos ha habituado a grandes sorpresas en las asignaciones de los birretes rojos. No obstante se puede plantear una propuesta.
A fines de 2016 serán diez los cardenales que habrán cumplido los 80 años y por tanto perderán el derecho a ingresar en el cónclave: el Arzobispo Emérito de Los Ángeles (Estados Unidos), Roger Mahony; el Prefecto Emérito de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, Cardenal Ivan Dias; el Obispo de Mainz (Alemania), Cardenal Karl Lehmann; el Prefecto Emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Cardenal William Levada; el Arzobispo Emérito de Lagos (Nigeria), Cardenal Anthony Okogie; el Arzobispo Emérito de Madrid (España), Cardenal Antonio María Rouco Varela; el Arzobispo de La Habana (Cuba), Cardenal Jaime Ortega; el Arzobispo de Santo Domingo (República Dominicana), Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez; el Presidente Emérito del Pontificio Consejo para la Familia, Cardenal Ennio Antonelli; y el Arzobispo de Dakar (Senegal), Cardenal Theodore Sarr.
Para cubrir el 2016 y mantener el número establecido por Pablo VI de 120 cardenales electores, el Papa Francisco en el próximo consistorio podría nombrar al menos 13 purpurados.
Entre los nombres que circulan en vista del próximo consistorio están el Sustituto de la Secretaría de Estado, Mons. Angelo Becciu; el organizador del Jubileo de la Misericordia, Mons. Rino Fisichella; y los arzobispos de Bologna y Palermo, Mons. Matteo Maria Zuppi y Mons. Corrado Lorefice. Sin embargo ambos tienen predecesores cardenales: el Cardenal Carlo Caffara, el Cardenal Salvatore De Giorgi, y el Cardenal Pablo Romeo. Los cardenales Caffara y Romeo aún son electores.
El Papa podría sorprender de nuevo y dejar fuera a diócesis históricamente cardenalicias come Venecia y Turín, para premiar a una de frontera, quizás del sur. Después de haber promovido a la dignidad cardenalicia a los arzobispos de Perugia-Città della Pieve, Ancona-Osimo y Agrigento, quizá esta vez el Pontífice no elija por ejemplo al Arzobispo de Taranto o de Campobasso-Boiano.
En Europa la púrpura podría ir a las sedes de Madrid y Bruselas, mientras en los Estados Unidos podrían ser Los Ángeles o Filadelfia. En Asia está Japón, que espera desde hace mucho tiempo la inclusión de uno de sus obispos en el Colegio Cardenalicio. La mayor sorpresa podría llegar de África. El Papa podría poner el birrete rojo al Arzobispo de Bangui (República Centroafricana), Mons. Dieudonnè Nzapalainga.
Publicado originalmente en ACI Stampa. Traducido por Eduardo Berdejo