Cada 27 de noviembre se da inicio a la Novena dedicada a San Nicolás de Bari, obispo del siglo IV, considerado patrono de los niños, los marineros y los viajeros. Su fiesta se celebra el próximo 6 de diciembre.
San Nicolás nació en Patara, Lycia, Turquía, alrededor del año 270, y murió en Mira, ciudad también ubicada en Turquía, en 343. Por esta razón, a ‘San Nicolás’ también se le conoce como ‘San Nicolás de Mira’, aunque generalmente se le llama ‘San Nicolás de Bari’ ya que, tras su muerte, sus restos fueron trasladados a esa ciudad portuaria de Italia.
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“El milagroso”
A San Nicolás se le ha concedido el sobrenombre de ‘el milagroso’ (taumaturgo) pues se le atribuyen curaciones y hechos prodigiosos. Fue conocido por su generosidad y cariño especial por los desprotegidos. La tradición señala que le agradaba hacer regalos a los niños, razón por la cual su figura histórica quedó revestida de leyenda y vinculada para siempre a la Navidad.
Cercanos a su festividad, compartimos esta Novena para pedir su intercesión:
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Himno
Desde este mar tormentoso,
oh Padre San Nicolás,
conduce al puerto seguro
desde la patria celestial.
De las luchas de la vida
y mortales tempestades
sálvanos por tu favor
y virtudes singulares.
Siempre acudes en socorro
de cuantos tu auxilio imploran.
Enfermos y navegantes,
pobres o ricos te invocan.
Por tu santidad eximia
e intercesión poderosa,
haz que elegidos seamos
a la eternidad dichosa.
A los fieles que devotos
tu culto propagamos,
haznos merecer la gloria
amando a nuestros hermanos. Amén.
Oración de petición
¡Oh glorioso San Nicolás! Desde aquella morada de luz, en que gozas de la presencia divina, vuelve piadoso tus ojos hacia mí, y alcánzame del Señor aquellas gracias y auxilios convenientes a mis presentes necesidades, tanto espirituales como corporales, y en particular la gracia (mencionar aquí la intención de la novena), si es que conviene para mi eterna salvación.
Protege también, oh Santo Obispo, a nuestro Sumo Pontífice, a la Iglesia y a todo el pueblo cristiano. Conduce al camino recto de la salvación a los que viven sumidos en el pecado, o envueltos en las tinieblas de la ignorancia, del error y de la herejía.
Consuela a los afligidos, socorre a los necesitados, conforta a los pusilánimes, defiende a los oprimidos, asiste a los enfermos; y haz que todos experimenten los efectos de tu intercesión ante el Señor, quien es el dispensador de todos los bienes. Amén.
Súplica
¡Oh bienaventurado San Nicolás de Bari!, al que acuden las familias, los pobres, los enfermos, los comerciantes, los empleados, los presos, los niños, las doncellas en peligro;
Yo, humildemente, te pido me alcances la gracia que de ti espero, confiado en tu valiosísima protección, la que nunca niegas a tus devotos, para que favorecidos por tus bondades, cantemos una vez más las misericordias del Señor, y las maravillas de sus santos. ¡Providentísimo San Nicolás!, no me abandones.
Oración final
Imploramos, Señor, suplicantes, tu misericordia, y por intercesión de San Nicolás, Obispo, guárdanos de todos los peligros para que se nos muestre expedito el camino de salvación. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.