En una entrevista publicada en el sitio web del Patriarcado Latino de Jerusalén, el P. Marcelo del Instituto del Verbo Encarnado y Provincial de la Congregación de Argentina describió la precaria situación en la que están inmersos los cristianos que decidieron quedarse en la ciudad de Aleppo (ubicada al norte de Siria).
Tras realizar una visita a los dos sacerdotes y a las tres religiosas de la congregación allí, el presbítero explica que el agua escasea, barrios enteros quedaron reducidos a escombros, sólo hay electricidad 2 horas al día y, lo peor, están en medio de dos fuegos: el de los rebeldes y el del ejército del presidente Baschar Al Assad, además de los ataques del Estado Islámico.
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"Las condiciones de vida son, evidentemente, muy duras y difíciles. Las familias viven con sus reservas de agua, de la cual no queda mucho a su disposición. No hay energía. Se instalaron generadores y los ciudadanos sólo pueden comprar amperios durante 1 ó 2 horas al día. Las tiendas están abiertas y los mercados también; el transporte público está funcionando. La vida continúa", contó el sacerdote.
Sobre la situación de los cristianos, el P. Marcelo indicó que muchos de ellos sufren y están tentados de emigrar. Aunque no hay estadísticas oficiales, estimó que casi el 60 por ciento de los cristianos de Aleppo ha huido.
En cuanto a los católicos que se quedaron en la ciudad, dijo que "siguen viviendo en un increíble espíritu de fe y esperanza".
Explicó que se enfrentan a un dilema y a un peligro inminente: muchos temen al Estado Islámico y por ello consideran huir pero otros están decididos a quedarse "pase lo que pase". Añadió que varios le han dicho: "Siria es mi vida, mi patria" o "No quiero irme".
Al respecto de toda esta situación, el sacerdote manifestó que para él "esta experiencia debe ser vivida como un tiempo de purificación espiritual para nuestros hermanos cristianos de Siria".
En ese sentido, el P. Marcelo señaló que llevó a los cristianos de Aleppo "un mensaje de cercanía, de solidaridad por encima de cualquier otra cosa".
"Están emocionados escuchando al Papa Francisco y a los cristianos de todo el mundo rezando por ellos. Aprecian también la presencia de los misioneros entre ellos; misioneros que decidieron venir a Siria para quedarse, a pesar de la guerra. Finalmente ellos, cristianos y misioneros, son los que nos transmiten un mensaje de madurez, paciencia, fe y de esperanza", comentó.
Según las últimas estadísticas, en estos cuatro años el conflicto en Siria ha dejado un saldo de cerca 240 mil muertos, de los cuales 12 mil son niños.