"La cultura del descarte no es la de Jesús, no es cristiana", aseguró esta mañana el Papa Francisco, al recibir en audiencia, en la Sala Regia del Vaticano, a más de 500 participantes en la 30° Conferencia Internacional organizada por el Pontificio Consejo para los Agentes Sanitarios (Pastoral de la Salud).
El evento tiene como tema "La cultura de la salud y de la acogida al servicio del hombre y del planeta", y coincide con los veinte años de la publicación de la encíclica Evangelium vitae, de San Juan Pablo II.
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El Santo Padre destacó que las actitudes habituales de Jesús hacia la multitud de personas que se le acercaban cada día era de "acogida, compasión, comprensión y perdón".
Entre estas personas, recordó el Papa, se encontraban "enfermos de todo tipo, pecadores públicos, endemoniados, marginados, pobres, extranjeros".
"Curiosamente estos, en nuestra actual cultura del descarte son rechazados, se dejan de lado. No cuentan. Es curioso… ¿Qué significa esto? Que la cultura del descarte no es la de Jesús. No es cristiana".
Francisco destacó la importancia del "respeto por el valor de la vida, y aún más, el amor por ella", y señaló la importancia de "hacerse prójimo, acercarse, cuidar de los que sufren en el cuerpo y en el espíritu: todas acciones que caracterizan a la pastoral de la salud".
Las acciones que caracterizan la pastoral de la salud serán especialmente evidenciadas "durante el Jubileo de la Misericordia, que nos llama a todos a permanecer cerca de los hermanos y hermanas que más sufren".
La cercanía al otro, destacó el Papa, supera "toda barrera de nacionalidad, de extracto social o religión", así como "criterios utilitaristas según los cuales seres humanos son rechazados o aceptados en base a la utilidad social o económica".
"Hacerse prójimo", añadió, implica también asumir "responsabilidades improrrogables hacia la creación y la casa común", confiada al cuidado de todos, también para las generaciones futuras.
"Se trata de educarnos todos a custodiar y a administrar la creación en su integridad como don entregado a la responsabilidad de cada generación para que la entregue lo más íntegra y humanamente vivible para las generaciones futuras", señaló.
El Papa indicó que la "conversión del corazón al 'evangelio de la creación' implica que hagamos nuestro y que nos hagamos intérpretes del grito por la dignidad humana, que destaca por encima de todos a los pobres y excluidos".
"En la inminencia actual del Jubileo de la Misericordia, este grito puede encontrar eco sincero en nuestros corazones, de modo que incluso en el ejercicio de las obras de misericordia, corporales y espirituales, de acuerdo con las diferentes responsabilidades asignadas a cada uno, podamos recibir el don de la gracia de Dios, mientras que a nosotros mismos nos convertimos en 'canales' y testigos de la misericordia", dijo.
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- ACI Prensa (@aciprensa) julio 8, 2015