Los obispos de Chile concluyeron su 110ª Asamblea Plenaria y entregaron a los fieles una carta pastoral, leída en todas las parroquias del país el pasado domingo, a través de la cual envían un mensaje de esperanza y ánimo frente al difícil acontecer social del país y en la antesala del Año Santo de la Misericordia.
Al finalizar el encuentro, realizado del 9 al 13 de noviembre, los obispos realizaron una conferencia de prensa en la cual destacaron el diálogo sincero y franco de los distintos actores sociales; y se refirieron al tema de la formación para la prevención de abusos sexuales.
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"Valoramos la fortaleza con la que muchos de ustedes siguen proclamando en sus ambientes que Jesucristo es el Camino, la Verdad y la Vida", señala la carta de los obispos chilenos.
"Ante una convivencia crispada por escándalos que enturbian el ambiente social y desafían a las instituciones, no perdemos la confianza que nos infunde la promesa de Jesús: 'Yo estoy con ustedes todos los días (Mt 28, 20)'", prosiguen.
"Son tiempos turbulentos y desafiantes para la sociedad chilena y sus líderes, especialmente políticos y empresariales, también para nosotros. Como pastores, sabemos que las faltas y actitudes contrarias al Evangelio por parte de algunos consagrados, han sido motivo de confusión, dolor e incertidumbre. Comprendemos su desazón y agradecemos la sinceridad y franqueza al dialogarlo en sus comunidades. El reconocimiento de la verdad y la corrección fraterna, desde la humildad y el respeto, siempre nos harán bien", afirman los prelados.
La misiva invita a los fieles a vivir el Año de la Misericordia, convocado por el Papa Francisco, con la actitud del Buen Samaritano, y siendo "Iglesia presente, activa, alegre, en salida misionera, como Pueblo de Dios peregrino, orante, generoso y solidario. Solo desde la humildad evangélica seremos una Iglesia que 'escucha, anuncia y sirve', una Iglesia confiable, creíble y voz profética para el Chile de hoy y mañana", explica el texto.
El presidente de la Conferencia Episcopal de Chile (CECh) y Arzobispo de Santiago, Cardenal Ricardo Ezzati, expresó su satisfacción por el ambiente "fraterno y de comunión" generado en la asamblea.
El Cardenal recordó que el primer día de la asamblea contaron con la presencia del Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Cardenal Gerhard Müller, quien dialogó con los obispos sobre diversos temas de la vida de la Iglesia.
Por su parte, el Obispo de Rancagua y vicepresidente de la CECh, Mons. Alejandro Goic, explicó que uno de los puntos centrales del encuentro de obispos fue la formación en prevención de abusos sexuales sobre la base de la Líneas Guía "Cuidado y Esperanza", vigentes en todas las diócesis desde el 16 de julio pasado.
"Dialogamos sobre la necesidad de aprender a escuchar y empatizar con el dolor y horror que han vivido las víctimas de abusos y a cuestionarnos por qué han ocurrido estos casos en la Iglesia, con la finalidad de evitar que se repitan", afirmó.
"Tenemos el propósito de seguir sensibilizando y trabajando junto a toda la Iglesia como lo hemos hecho intensamente este año" y destacó los 1900 agentes pastorales y educativos capacitados hasta ahora y los que continuarán haciéndolo en las distintas instancias diocesanas.
Caso Karadima
En el contexto del juicio en contra del Arzobispado de Santiago por un supuesto encubrimiento de los abusos del sacerdote Fernando Karadima, el Cardenal Ricardo Ezzati se refirió al proyecto de ley que busca terminar con el beneficio de declarar en domicilio ante una causa judicial y que hasta hoy sólo contempla a ciertas autoridades del país como el Presidente, los ministros de Estado y algunos religiosos.
Frente a ello, el Cardenal Ezzati dijo: "queremos adelantar nuestra intención de renunciar al fuero. Somos ciudadanos como todos los demás, y en ese sentido, nosotros mismos lo vamos a proponer" y agregó "estamos felices de que nos consideren como ciudadanos, y como ciudadanos que tienen deberes y derechos como todos los demás".
Consultado respecto a la postura de la Iglesia frente a la filtración de los correos privados entre cardenales, el Purpurado condenó nuevamente el acto y anunció que realizará una denuncia "para que la sociedad sepa que este acto es ilegítimo", más no una demanda que implicaría un gasto de parte del Arzobispado porque "ningún peso de los fieles debe ser desvinculado de su misión pastoral", concluyó.