El Arzobispo de Madrid (España), Mons. Carlos Osoro, celebró este lunes la Misa en honor a Santa María la Real de la Almudena, patrona de la capital española; y durante su homilía aprovechó para acercar a los fieles "tres retratos de nuestra Madre", que ayudarán a conocerla mejor.
"¿Quién es esta mujer a la que el Señor nos da como Madre? ¿Quién es nuestra Madre? Os acerco tres retratos de nuestra Madre: 1) El retrato de su 'sí' a Dios; 2) El retrato de su salida aprisa a los caminos por donde van los hombres, y 3) El retrato de su primer encuentro fuera de su casa, en el camino, después de haber dicho 'sí'", indicó.
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Al explicar el "retrato de su 'sí' a Dios", el Prelado recordó que con esta respuesta afirmativa, María "logra que en esta historia entre la Belleza", que es Dios mismo. "María es el ser humano que hizo posible que la Belleza verdadera tuviese rostro en esta tierra. Y puso y prestó su vida para esta misión. Ella nos muestra a los hombres y mujeres que hacer un mundo distinto no es un sueño irrealizable, es posible. Pero, como Ella mismo dice, solo es posible para Dios".
"Por ello, hay que abrirse a la vida, a todas las realidades de la vida. Es imposible experimentar y entregar la Belleza si convertimos nuestra vida en una plaza en la que nos juntamos por grupos y decimos cada uno 'yo soy bueno y esos otros son malos'; es imposible cuando me encierro en el edificio de mi ideología por muy bonito que sea", indicó.
"La Belleza llega cuando hay corazones abiertos que trascienden", insistió el Arzobispo de Madrid, para luego añadir que con este sí de María también "entró en el mundo el rostro de la esperanza, que no es lo mismo que el optimismo".
"La cultura del descarte crea desesperanza, no crea esperanza", pero "María nos trajo a quien crea la cultura del encuentro".
"Todos tienen cabida en este mundo y todos tienen protagonismo. Es más, Jesucristo nos dijo 'ahí tienes a tu Madre', entre otras cosas, porque sabía que su Madre era la promotora de la cultura del encuentro, pues a Él le dio morada para encontrarse con los hombres y para decirnos que somos hijos de Dios y hermanos entre nosotros. Su "sí" es un "sí" a la comunión con Dios y con los hombres".
Luego, al reflexionar sobre "el retrato de su salida al camino", recordó que después de su "sí" a Dios, María salió inmediatamente al camino, atravesando una región montañosa no exenta de dificultades, para poder servir. "Tenemos que salir con obras y palabras (…). Salgamos corriendo como María a prestar un servicio a los demás", a los ancianos, a los niños y jóvenes.
"¡Hay que hablar a los jóvenes con la Vida misma de Cristo! ¡Cristo cambia la vida! ¡Cristo cambia nuestras relaciones! ¡Cristo elimina egoísmos! ¡Cristo da juventud porque cambia el corazón y solamente lo pone en la dirección del prójimo! Y lo hace metiendo en nuestra vida su amor y su misericordia (…). Cristo crea la cultura del encuentro", expresó.
"Salgamos y tengamos esa audacia apostólica que implica búsqueda, creatividad, navegar mar adentro. Pero salgamos como lo hizo María, llena de Dios. Salgamos sin buscar el maratón del éxito, pues si así lo hacemos es muy probable que excluyamos a alguien, en el sentido de aparcarlo, y que no existan lugares para seguir siendo y construyendo", insistió.
Finalmente, indicó Mons. Osoro, está "el retrato de su primer encuentro después de haber dicho 'sí'", y que tuvo lugar con su prima Isabel.
"Es un encuentro que transparenta la alegría de la fe y que impregna todo de esta alegría. Cuando se acoge a Dios en nuestras vidas, formula y da una manera de vivir que tiene metas, dirección y resonancias, que las perciben aquellos con quienes nos encontramos".
"Incluso el niño que aún no había nacido y estaba en el vientre de Isabel (San Juan Bautista) 'saltó de gozo', percibió con fuerza la presencia de Dios en María", e Isabel "siente esa alegría de la presencia de Dios y lo manifiesta con aquellas palabras: 'dichosa tú que has creído que lo que te ha dicho el Señor se cumplirá'".
Ese decir, María salió y se transformó "en servidora de todos por amor a su Hijo", pues alegría y servicio al prójimo van unidos. "Salir de nuestros planteamientos para entrar en los de Dios y acogerlos es lo que nos hace ver este retrato de María. Por eso, acoger a Dios en nuestra vida nos hace creativos, alegres y nos regala la dicha de la bienaventuranza".
"Este momento de la historia de la humanidad nos pide creatividad. Como María: ofrezcamos alegría y servicio al prójimo, desde unas vidas ocupadas por Dios", alentó.
Mons. Osoro invitó a los fieles a dejar "que estos retratos de María decoren nuestra existencia. Digamos 'sí' a Dios como María, salgamos a los caminos por donde van los hombres como María y ofrezcamos la alegría y el servicio que provoca la presencia de Dios en nuestras vidas como lo hizo María".