El trabajo "no puede ser prolongado o reducido en función de la ganancia de pocos y de formas productivas que sacrifican valores, relaciones y principios" por lo que "no puede ser un mero engranaje del mecanismo perverso que prevé recursos para obtener más y más ganancias".

Es la reflexión que el Papa Francisco ofreció esta mañana la Plaza de San Pedro al recibir a miles de miembros del Instituto Nacional para la Seguridad Social de Italia. Se trata del organismo de protección que el estado proporciona a las personas para asegurar el acceso a la asistencia médica y otras necesidades.

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Francisco afirmó que "esto vale para la economía general" así como para "todas las instituciones sociales, cuyo principio, sujeto y fin debe ser la persona humana" y criticó los que pagan en dinero negro,porque es "vergonzoso".

"Su dignidad no puede ser prejuzgada nunca, ni siquiera cuando deja de ser económicamente productiva", añadió.

Les pidió "no olvidar al hombre" y "amar y servir al hombre con conciencia, responsabilidad, disponibilidad". "Trabajen para quien trabaja y para quien no puede hacerlo (…) no como una obra de solidaridad, sino como deber de justicia y de subsidiariedad".

El Santo Padre señaló en su discurso que "trabajar quiere decir prolongar la obra de Dios en la historia, contribuyendo a ella de manera personal, útil y creativa".

"A varios niveles, ustedes honran la delicada tarea de tutelar algunos derechos unidos al ejercicio del trabajo, derechos basados en la naturaleza misma de la persona humana y sobre su transcendente dignidad".

Respeto al descanso semanal

Pero sobre todo cuiden "el derecho al descanso". "Me refiero no solo a ese descanso que es apoyado y legitimado por una amplia serie de prestaciones sociales (desde el día de descanso semanal a las fiestas, a las que todo trabajador tiene derecho), sino también y sobre todo a una dimensión del ser humano que no está exento de raíces espirituales y de las cuales también ustedes son responsables".

Francisco recordó que Dios estableció el día de descanso el séptimo día y "el descanso, en lenguaje de la fe, es por lo tanto dimensión humana y divina al mismo tiempo". Es "una ocasión para vivir plenamente ser una criatura, elevada a la dignidad filial de Dios mismo".

Por eso, "la exigencia de 'santificar' el reposo se une entonces a la necesidad – que se vuelve a proponer cada semana el domingo– de un tiempo que permita cuidar la vida familiar, cultura, social y religiosa haciendo de todos estos horizontes un espacio y un tiempo para Dios y para el hombre".

"Del justo reposo de los hijos de Dios también ustedes son en cierto sentido colaboradores", subrayó.

Desafíos actuales

El Pontífice les dijo también que "están llamados a hacer frente a los desafíos cada vez más complejos" que "provienen tanto de la sociedad actual, con sus equilibrios y la fragilidad de sus relaciones, como del mundo del trabajo, plagado de desempleo y de la precariedad de las garantías que logra ofrecer".

Explicó que los tiempos han cambiado y antes la jubilación estaba asociada a la tercera edad, pero ya no es así. "Por un lado, la eventualidad del descanso ha sido anticipada, a veces diluida en el tiempo, a veces renegociada hasta extremos aberrantes, como aquel que llega a desnaturalizar la hipótesis misma de un cese del trabajo". Y "de otro lado, no son menos las exigencias asistenciales, tanto para quien ha perdido o no ha tenido nunca un trabajo, como para quien se ha visto obligado a interrumpirlo por motivos diversos".

Ante esta realidad, "vuestra tarea es contribuir a que no falten las subvenciones indispensables para la subsistencia de los trabajadores desempleados y de sus familias".

El Papa dijo saber que entre sus prioridades está una atención especial al trabajo de la mujer así como "a la asistencia a la maternidad que debe siempre tutelar la vida que nace y a quien la sirve cada día".

"Que no falte nunca la aseguración por la vejez, la enfermedad, los infortunios relacionados con el trabajo" así como "el derecho a una pensión".

"Sean conscientes de la altísima dignidad de cada uno de los empleados, a cuyo servicio ustedes prestan su obra", dijo.

Francisco pidió además "ayudar a los más débiles, para que a ninguno le falte la dignidad y la libertad de vivir una vida auténticamente humana".

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