La defensa de la vida humana debe ser una prioridad para los cristianos puesto que es "un don que debe ser protegido de diversas formas de degradación". "Para los discípulos de Cristo, ayudar a la vida humana significa ir al encuentro de las personas que están en la necesidad, ponerse a su lado, hacerse cargo de su fragilidad y de su dolor, para que puedan recuperarse".
La Sala Regia del Palacio Apostólico acogió esta mañana una audiencia del Papa Francisco a los participantes del Congreso Nacional Italiano de Centros de Ayuda a la Vida que se celebra estos días en Roma.
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"Si de una parte no parece práctico un camino educativo para la acogida de los seres débiles que nos rodean (…) cuando no se da protección a un embrión humano, de otra parte la vida humana misma es un don que debe ser protegido de diversas formas de degradación", dijo Francisco citando su encíclica Laudato Si'.
El Pontífice les animó "a proseguir vuestra importante labor en favor de la vida desde la concepción hasta su muerte natural, teniendo en cuenta las condiciones de sufrimiento que tantos hermanos y hermanas deben afrontar".
"En las dinámicas existenciales todo está en relación, y se debe fomentar la sensibilidad personal y social hacia la acogida de una nueva vida y hacia aquellas situaciones de pobreza y de explotación que golpean a las personas más débiles y desfavorecidas", dijo Francisco.
El Papa también destacó que el servicio que prestan todos ellos no es solo social, sino también "debido y noble".
El Papa señaló que las familias, los ancianos y los jóvenes tienen numerosos sufrimientos y "heridos en el cuerpo y en el espíritu, son iconos de ese hombre bueno del Evangelio que, recorriendo el camino desde Jerusalén a Jericó, cayó en manos de los ladrones que le robaron y le golpearon".
"Él experimentó primero la indiferencia de algunos y después la proximidad del Buen Samaritano".
"También en nuestro tiempo hay muchos heridos a causa de los ladrones de hoy, a los que les despojan no solo de sus pertenencias, sino también de su dignidad".
Por eso, "frente al dolor y a la necesidad de estos hermanos nuestros indefensos, algunos les dan la espalda o se alejan, mientras que otros se detienen y responden con dedicación generosa a su grito de ayuda".
Francisco les dijo que ellos imitan al Buen Samaritano y "ante las formas de amenaza a la vida humana, ustedes están en la fragilidad del prójimo, ustedes se han dedicado a ellos para que en la sociedad no sean excluidos y descartados cuantos viven en condiciones de precariedad".
Por otro lado, les invitó a no cansarse "de realizar obras por la tutela de las personas más indefensas, que tienen el derecho de nacer a la vida, como también de cuantos piden una existencia más sana y digna".
"Se necesita trabajar, a diversos niveles y con perseverancia, en la promoción y en la defensa de la familia, primer recurso de la sociedad, sobre todo en referencia al don de los hijos y a la afirmación de la dignidad de la mujer".
El Pontífice agradeció que ellos acojan a todos independientemente de su religión o nacionalidad. "El gran número de mujeres, especialmente inmigrantes, que se dirigen a vuestros centros demuestra que cuando se ofrece una ayuda concreta, la mujer, a pesar de los problemas y condicionamientos, está en grado de hacer triunfar dentro de sí el sentido del amor, de la vida y de la maternidad".
Antes de concluir, el Papa les pidió también cuidar de su espiritualidad y dijo que el próximo Jubileo de la Misericordia será una ocasión propicia para ello.
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- ACI Prensa (@aciprensa) octubre 31, 2015