Un grupo de los 33 que fueron rescatados en 2010 luego de 69 días de encierro, viajarán al Vaticano para tener un encuentro con el Papa Francisco el 14 de octubre, y pedirle que rece por Chile.
A la Santa Sede irán 25 de los 33 mineros, junto a sus esposas y en algunos casos también con sus hijos. Además, la audiencia con el Pontífice tendrá un significado especial, pues tendrá lugar un día después de que se cumplan los cinco años de la exitosa operación "San Lorenzo", que los rescató de la profundidad de la mina San José y que les "devolvió la vida".
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ACI Prensa conversó con Samuel Ávalos y Omar Reygadas, dos de los mineros rescatados, quienes comentaron que la misión principal que se han propuesto es pedir al Santo Padre una oración especial por Chile.
"Queremos que (el Papa Francisco) ore por nuestra patria. Hemos sido azotados por bastantes catástrofes naturales. Terremotos, el derrumbe de la mina, los tsunamis, inundaciones, hemos pasado una cantidad de cosas. Pero, como buenos chilenos hemos salido adelante, airosos con la fe puesta en Dios", comentó Samuel Ávalos.
Para ellos, conocer "al representante de Dios en la tierra" es una bendición. Por eso, además de compartir y recibir su bendición, obsequiarán al Pontífice el libro "Deep Dawn Dark" (En el fondo de la oscuridad) escrito por el premio Pulitzer, Héctor Tobar; que narra los 69 días
de encierro de los obreros y "tiene permanentes alusiones del milagro que hizo Dios al interior de la mina San José".
Por otra parte, el anuncio de que existe una gran probabilidad de ver con el Papa la película "Los 33"-cuyo estreno mundial será el 13 de noviembre- es algo que los tiene más que ilusionados. "Queremos compartir con el Papa Francisco nuestra historia, nosotros que somos milagros vivos. Decirle que Dios fue el que nos salvó a nosotros que solamente la mano de Dios pudo haberlo hecho" dijo Ávalos.
Por su parte, Omar Reygadas manifestó que ha visto cuatro veces la película y ahora se encuentra leyendo el libro. Los sentimientos no se olvidan porque "se caen las lágrimas, se siente en el cuerpo entero el recuerdo de cuando hacíamos las oraciones en la mina, la hermandad que teníamos, cuando nos preocupábamos más del compañero de al lado que de
nosotros mismos", dijo.
"Yo aún recuerdo la presencia de Dios. Llenarme de tranquilidad que te da el Espíritu Santo. Derramar lágrimas que caen por tu cara y tu pecho, fue como sentirse lleno y pleno, una paz tremenda que no tiene explicación aquí en la tierra. Fue sentir esa presencia, la presencia de Dios", expresó Samuel.
Una lección para la minería
Tras el accidente, la vida de los mineros no ha sido fácil. Samuel Ávalos se encuentra trabajando en el comercio. Si bien hoy tiene una vida "normal", no deja de recordar aquellos días en que al entrar a la mina se persignaba y miraba el sol. "Una cosa tan simple que uno no toma en cuenta. Pero cuando la pierdes, ahí la echas de menos".
Y agregó, "nuestra historia fue un aviso para todo el empresariado mundial porque no se puede privilegiar ganancias sustanciales en dinero versus la seguridad del trabajador".
Pero hay quienes ven la minería como única fuente de trabajo, ya sea por herencia familiar o por gusto. Por eso, Omar Reygadas quien trabaja aún en el rubro dijo: "Cada vez que entro a una mina me detengo y hago una oración, me entrego a las manos de Dios. Pido por mi familia y por mis compañeros para que regresemos salvos a nuestro hogar".
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- ACI Prensa (@aciprensa) julio 17, 2015