Su popularidad es evidente. En todas las ciudades por las que pasó en su viaje a Cuba y Estados Unidos -especialmente en Norteamérica-, miles de personas se volcaron a las calles para tratar de estar cerca del Papa Francisco.
A pesar del enorme cariño que la gente le manifiesta y cómo logra conmover corazones con gestos de caridad y misericordia, el Pontífice aclaró a la prensa hoy que no se siente una 'estrella', ni quiere serlo porque un Papa solo debe ser un "siervo de los siervos", en cambio las estrellas se apagan y caen.
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En el vuelo papal de regreso desde Filadelfia con destino Roma, la última periodista en preguntar al Papa le planteó esta interrogante: "¿Es bueno para la Iglesia que el Papa sea una estrella?"
El Papa Francisco respondió: "¿Tú sabes cuál era el título que usaban los papas y que se debe usar? 'Siervo de los siervos de Dios'. Es un poco diferente de una estrella. Las estrellas son bonitas para verlas. A mí me gusta mirar cuando el cielo está sereno en verano. Pero el Papa debe ser, debe ser, el siervo de los siervos de Dios. Sí, en los medios se usa esto, pero hay otra verdad: cuántas estrellas hemos visto que después se apagan y caen, es una cosa pasajera. En cambio, ser el siervo de los siervos de Dios, esto es bello, no pasa. Así lo pienso".
No es la primera vez que Francisco opina sobre este asunto. En una entrevista publicada el 5 de marzo de 2014 en los diarios Il Corriere della Sera, de Italia; y La Nación de Argentina, dijo que "pintar al Papa como si fuese una especie de Superman, una especie de estrella, me resulta ofensivo. El Papa es un hombre que ríe, llora, duerme tranquilo y tiene amigos como todos. Es una persona normal".
Asimismo, el pasado 14 de septiembre, en una entrevista concedida a la periodista Aura Miguel de Radio Renascença (Portugal), al ser preguntado sobre su popularidad, el Papa dijo que "Jesús también en un momento era muy popular y después terminó como terminó, ¿no? O sea, ninguno tiene comprada la felicidad mundana".