El Papa Francisco alentó a los religiosos de Hungría a través de un video mensaje retransmitido hoy en el Encuentro de Consagrados Húngaros por el Año de la Vida Consagrada.
El Santo Padre les pidió que su testimonio sea ejemplo para los demás y los exhortó a "que los fieles laicos, sobre todo los jóvenes, puedan percibir en ustedes el perfume de Cristo, el perfume del Evangelio". Todo ello con "un corazón capaz de compasión, de inclinarse sobre las heridas del cuerpo y del espíritu y llevar a tantas personas el consuelo de Dios".
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Pero también mostrándose "siempre hombres y mujeres de oración" y con el testimonio despegado de los intereses del mundo. "El 'rostro' más hermoso de un país y de una ciudad" es el de aquellos que "viven con simplicidad, en el día a día, el estilo del Buen Samaritano, aseguró.
"Le doy gracias al Señor por cada uno de ustedes, por el servicio que ofrecen al Evangelio, a la Iglesia y a la sociedad Húngara", dijo en su saludo el Pontífice. "Que les sostenga siempre la promesa del Señor resucitado", añadió.
Francisco comentó las palabras de Jesús en el Evangelio de San Mateo: "yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo". "Que esta certeza infunda en nosotros consuelo y esperanza, en cada circunstancia de la vida y de la misión", solicitó.
"En las diversas formas de la vida consagrada, pienso que ustedes están cercanos a las ansias y las actitudes de la gente; les imagino comprometidos en los contextos en los que están inmersos, con sus dificultades y con sus signos de esperanza".
A continuación, Francisco hizo un fuerte llamado: "los animo a reír con quien ríe, a llorar con quien llore; a pedirle a Dios un corazón capaz de compasión, de inclinarse sobre las heridas del cuerpo y del espíritu y llevar a tantas personas el consuelo de Dios".
"Pienso que el 'rostro' más hermoso de un país y de una ciudad es el de los discípulos del Señor –obispos, sacerdotes, religiosos, fieles laicos– que viven con simplicidad, en el día a día, el estilo del Buen Samaritano y se hacen próximos a la carne y a las llagas de los hermanos, en quienes reconocen la carne y las llagas de Jesús".
El Obispo de Roma también aseguró que "esta caridad llena de misericordia –lo sabemos bien– viene del corazón de Cristo y la mostramos en la oración, especialmente en la adoración, y apoyándonos con fe en la Eucaristía y en la Penitencia".
Francisco pidió que "María, nuestra Madre, nos ayude a ser siempre hombres y mujeres de oración" y les invitó a "proseguir con alegría vuestro servicio, dando testimonio de vida humilde y despegada de los intereses del mundo".
Para concluir dijo: "este testimonio alegre y limpio de nuestra consagración es ejemplo y una invitación para aquellos que el Señor llama a servirlo".
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- ACI Prensa (@aciprensa) septiembre 17, 2015