El domingo 13 por la mañana, 50 presos de la cárcel de Rebibbia Roma) visitaron los Jardines Vaticanos, la Basílica de San Pedro y la Capilla Sixtina, donde a las 12 horas escucharon el Ángelus del Papa Francisco. El director de los Museos Vaticanos, Antonio Paolucci, fue el encargado de guiarles.
Según Radio Vaticano, la jornada fue un anticipo del Jubileo de la Misericordia (comenzará en la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, el 8 de diciembre, y concluirá el 20 de noviembre de 2016 con la solemnidad de Cristo Rey del Universo).
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Los reclusos estuvieron acompañados del director de la cárcel, Stefano Ricca, quien relató a la radio que "estas emociones permanecerán en nuestro corazón y en nuestra mente durante largo tiempo".
"Para los detenidos, claramente esto asume un valor particular: en lugar de transcurrir una mañana más en el interior del instituto penitenciario, poder participar en una visita en exclusiva, que nos fue ofrecida este domingo, y ver los Museos Vaticanos ha conmovido a los detenidos, que son partícipes de la excepcionalidad del evento".
Carmine, uno de los presos, aseguró que "fuimos acogidos de una manera muy bonita; algo que es difícil para cualquier encarcelado en la sociedad; somos observados siempre con un ojo particular. Sin embargo, en esta ocasión hemos sido tratados como si fuésemos personas importantes. Ha sido una gran emoción para todos nosotros, algo indescriptible".
La Cárcel de Rebibbia se encuentra en los suburbios de Roma y a ella ha acudido en varias ocasiones Francisco para celebrar el Jueves Santo, realizando el Lavatorio de los Pies a los presos.
El pasado mes de marzo, unas 150 personas sin hogar que viven en las calles de Roma participaron también de una visita especial –con cena incluida– a los Museos Vaticanos y la Capilla Sixtina, gracias a la Oficina de Caridades Papales.
La iniciativa forma parte de una serie de obras de caridad realizadas en nombre de Francisco desde su elección hace dos años, entre las que también destaca la visita de algunos indigentes a Turín en junio para rezar ante la Sábana Santa, que estuvo expuesta esos días.