En el corazón de Manhattan, Nueva York, esa urbe con cientos de anuncios enormes, taxis, transeúntes, grandes avenidas y rascacielos, se ha pintado en un edificio de la calle 34 un gigantesco mural del Papa Francisco.

El edificio está ubicado en la esquina de la Octava avenida junto a Penn Station y el Madison Square Garden, donde el Santo Padre celebrará su única Misa en Nueva York el 25 de septiembre.

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El mural fue diseñado por Israel Ochoa, miembro de la organización DeSales Media, de la diócesis de Brooklyn. El diseño se basó en una foto del Papa tomada por el fotógrafo Giulio Napolitano.

En una pared de 68 metros de largo por 28 metros de ancho el pintor estadounidense Van Hecht-Nilsen y tres personas más, entre ellas un costarricense, utilizaron cerca de 80 galones de pintura para la espectacular imagen.

"Para mí fue un gran proyecto y una gran decisión pintar este mural para la venida del Papa. Es un gran honor porque este es uno de los lugares más culturales en Estados Unidos. Muchos anuncios publicitarios empiezan aquí y después van fuera del país", dijo Hecht-Nilsen a ACI Prensa el 9 de septiembre.

Nielsen aprendió a pintar a los 22 años como un aprendiz de otro maestro. Nació en medio de una familia luterana pero Cristo le habló al corazón. Algunos amigos le presentaron a un sacerdote y empezó a leer sobre teología.

"Comencé a orar y hablar especialmente con la Virgen. La comunión se convirtió en el fundamento de todo para mí desde que me convertí hace 10 años", comentó.

El pintor de 41 años vive en Loveland, en el estado de Colorado. Cuando lo contrataron tuvo que ir a Nueva York y dejar a su esposa y a sus 7 hijos (seis hombres y una mujer). Aunque ya había pintado varios anuncios este fue su primer mural religioso.

"Tengo la esperanza y rezo para que muchas personas se conviertan cuando vean el mural. Espero que la ciudad salga un poco de su embriaguez y ponga un poco de atención en Dios. La gente volteará y mirará el rostro de Dios a través del Papa pintado en el mural en vez de estar haciendo bromas o riéndose de él", manifestó a ACI Prensa.

Trabajar en este mural durante 10 días fue para este artista una "gran bendición" y también una oportunidad de ofrecer su trabajo al Señor.

 

 

Pope-a-palooza in full effect. #popeinnyc

Una foto publicada por Ken Van Every (@kjve83) el

25 de Sep de 2015 a la(s) 9:54 PDT

 

Rezaba el rosario mientras pintaba durante 10 horas diarias. No descansó ni siquiera los fines de semana. Hecht-Nilsen explicó que dos de los pintores no eran católicos pero que el costarricense sí.

"Todos nosotros venimos de diferentes contextos y creo que para los dos pintores que no eran católicos esta fue una gran experiencia", señaló.

Van Hecht-Nilsen comentó que tuvieron algunas complicaciones para pintar el mural. La temperatura promediaba 35 grados celsius, lo que hacía que "la pintura se secara rápidamente" pero los desgastaba.

Además dijo que fue un desafío pintar "el rostro del Papa porque se le reconoce fácilmente y tenía que asegurarme que los rasgos salgan iguales. Yo me concentré en el rostro mientras los demás pintaban las manos o el fondo".

Para el artista, la sociedad estadounidense "ha puesto el cristianismo a un lado. Espero que la gente salga de la oscuridad y al menos vea la luz y que consideren que Dios es real. El mundo en el que viven tiene una falsa felicidad sin Dios".

"Creo que el Papa Francisco tiene un amor auténtico que puede contrarrestar ese falso amor que vive nuestra sociedad", concluyó.

El mural permanecerá en el lugar durante seis semanas.