Los obispos de Colombia y Venezuela solicitaron "de manera explícita y pública" que los presidentes de ambas naciones, Juan Manuel Santos y Nicolás Maduro, se encuentren para poder superar la grave problemática de los deportados colombianos que han sido expulsados del territorio venezolano.

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Desde hace unos días el Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, declaró el estado de excepción en la zona fronteriza con Colombia y ordenó la expulsión de los colombianos en territorio venezolano.

Estas deportaciones habrían llegado ya a Caracas mientras el gobierno de Colombia prepara una demanda contra el mandatario venezolano y su cúpula de gobierno ante la Corte Penal Internacional.

Hasta el momento son más de 1300 los deportados y en muchos casos las casas de estos ciudadanos colombianos que vivían en Venezuela han sido derrumbadas.

Ante esta grave situación, los obispos solicitan "de manera pública y explícita que los Presidentes de ambas naciones se encuentren para un diálogo que permita contraer compromisos concretos y a largo plazo".

En un comunicado con fecha 3 de septiembre, los prelados reconocen que hay graves problemas en la zona fronteriza como redes de delincuencia organizada, tráfico de personas, grupos irregulares, tráfico de drogas, contrabando, corrupción; "pero ninguna de estas graves dificultades, de raíces económicas, políticas y sociales, y de consecuencias morales se resuelve por la vía de la fuerza".

Los prelados afirman que es preocupante en ambos países "las medidas tornadas por el gobierno de Venezuela con sus consecuencias: la implementación del Estado de excepción en los municipios de la frontera Venezolana, de expulsión masiva, separación de las familias, pérdida de las viviendas y afectación de la vida económica y social de la región".

El encuentro de los presidentes que solicitan los obispos, indican, "es urgente y debe ser permanente. Objetivo primario de este encuentro es reafirmar la riqueza de ser una frontera viva donde se manifiesta la integración y la generación de desarrollo integral para los dos pueblos".

Asimismo, los prelados de Colombia y Venezuela deploran "todo exceso que atente contra la dignidad de la persona humana y sus derechos fundamentales. Por eso es necesario que los derechos humanos de cada quien, cualquiera que sea su condición, nacionalidad o credo sean respetados".

Para concluir los obispos imploran "del Dios de la vida y Padre de todos, su fuerza y su luz por intercesión de María, la Madre de Dios, la misma de Chiquinquirá (Patrona de Colombia) y Coromoto (Patrona de Venezuela)".

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