El Papa Emérito Benedicto XVI explicó que la Palabra de Dios libera a los fieles de la falta de memoria en un mundo que ya ni siquiera piensa en Él.
Así lo indicó en la homilía de la Misa que presidió el domingo 30 de agosto en el encuentro anual con sus antiguos alumnos, conocidos como los Ratzinger Schuelerkreis, en la capilla del Cementerio Teutónico en el Vaticano.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
"La verdad, el amor y la bondad que vienen de Dios hacen al hombre puro; y la verdad, el amor y la bondad se encuentran en la Palabra, que nos libra del 'olvido' en un mundo que ya no piensa en Dios", expresó el Papa Emérito.
En su homilía Benedicto recordó que hace tres años el grupo escuchó el mismo pasaje del Evangelio de Marcos, y que el Cardenal Christoph Schonborn había preguntado: "¿No deberíamos ser purificados desde el exterior y no sólo desde el interior? ¿El mal proviene exclusivamente desde el interior o desde el exterior? "
El Papa Emérito consideró esta pregunta muy interesante y decidió contestarla en esta homilía e indicó que la respuesta está en el Evangelio.
Preguntó si el mal que ataca a la Iglesia proviene del mundo y sugirió: "podríamos decir que podemos combatir con una limpieza exterior a las enfermedades y epidemias que nos amenazan".
Asimismo, señaló que esta actitud es necesaria para evitar la muerte, pero también indicó que es insuficiente porque "la epidemia del corazón" es interior y esta enfermedad "conduce a la corrupción y a otras inmundicias, esas que llevan a los hombres a pensar solo en sí mismo y no en el bien".
"¿Qué hace a un hombre puro? ¿Cuál es la verdadera fuerza para la purificación? ¿Cómo alcanzamos la limpieza del corazón?", preguntó Benedicto XVI.
"La Palabra de Dios vale mucho más que las palabras, porque a través de ellas encontramos la Palabra de Dios y a Dios mismo. La Palabra es el mismo Jesucristo, nosotros encontramos la Palabra en los que reflejan a Dios, en los que nos muestran su cara y su sencillez, su ternura, su sinceridad", aseguró.
"Que el Señor nos conceda su 'limpieza de corazón' a través de la Verdad, que viene de Dios: esta es la fuerza de la purificación", concluyó.
Aunque Benedicto no estuvo presente en el debate, él está, en cierto modo, "siempre presente entre nosotros, así como estamos en sus pasos y debido a que él es quien escoge el tema de discusión para nuestras reuniones anuales", declaró el P. Stephan Horn, el organizador de los encuentros, a ACI Prensa. Horn añadió que el Papa Emérito "estaba muy lúcido y habló un rato con cada uno de nosotros".
El tema de discusión entre los Schuelerkreis fue "hablar sobre Dios en el mundo contemporáneo".
Los Schuelerkreis se encontraron este año en Castel Gandolfo, la residencia de verano de los Papas, los días 29 y 29 de agosto y fueron dirigidos por Mons. Tomas Hali, un sacerdote y filósofo checo que contribuyó al diálogo con los no creyentes. El día 30, el grupo se dirigió al Vaticano para la Misa con Benedicto.
En declaraciones a ACI Prensa, Mons. Halik manifestó que estaba "particularmente impresionado por la rama juvenil de Schuelerkreis: en ellos veo el espíritu del joven Ratzinger".
Después de la Misa con Benedicto hubo una ceremonia de inauguración del Aula Papa Benedicto. Se anunció que el Colegio Teutónico abriría en noviembre una biblioteca dedicada al Sumo Pontífice Emérito, financiada por la Fundación Ratzinger.
El Papa Emérito se dirigió a un grupo de 70 personas: su antiguo círculo de alumnos, los Schuelerkreis, y un grupo de jóvenes estudiantes que analizaron su trabajo después de su consagración como Obispo.
Los Ratzinger Schuelerkreis se han reunido anualmente desde 1978, luego de que su mentor fue nombrado Obispo, para discutir temas sobre teología y la vida de la Iglesia.
Joseph Ratzinger participó en los encuentros con los Schuelerkreis hasta su renuncia al pontificado. Desde entonces ha venido solo para presidir la Misa en la clausura del encuentro.
Traducido por María Ximena Rondón