El Papa Francisco envió una carta al Presidente del Servicio Sacerdotal de Urgencia, una agrupación de sacerdotes disponibles a cualquier hora del día para atender a las personas enfermas que soliciten ayuda.
"Me es grato dirigirme a usted con el fin de apoyar y alentar la obra de misericordia que desde hace 60 años realizan los voluntarios de la Federación de Servicios Sacerdotales de Urgencia y Nocturno de la República Argentina en el territorio nacional, en las diócesis y parroquias", escribe el Pontífice en una carta con fecha 27 de julio.
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Comparto con ustedes la carta recibida de nuestro amado Papa Francisco apoyando la obra del SSN, donde fue guardián pic.twitter.com/aCalYOTBdf
- MANUEL MARTIN (@manuelmsjober) agosto 13, 2015
"Esta actividad se ha extendido ya en Ecuador y en el futuro, si Dios quiere, puede llegar también a otros países hermanos", dice.
Francisco les recuerda el próximo Jubileo Extraordinario de la Misericordia que dará comienzo el 8 de diciembre (Solemnidad de la Inmaculada Concepción) y concluirá el 20 de noviembre de 2016 (Solemnidad de Cristo Rey).
El Jubileo "es una buena ocasión para intensificar la colaboración entre los Pastores y los laicos en la misión de acudir con afecto y asistir con ternura a los enfermos y moribundos", escribe el Papa.
El Santo Padre solicita "que nuestras manos estrechen sus manos, acercándolos a nosotros para que sientan el calor de nuestra presencia, de nuestra amistad y de la fraternidad".
"No podemos escapar a las palabras del Señor según las cuales seremos juzgados. Si dedicamos tiempo para acompañar al que estaba enfermo o prisionero, sabiendo que en cada uno de estos 'más pequeños' está presente Cristo mismo".
Al final de la misiva, Francisco anima "a todos los que ya realizan ese servicio o se sumarán al mismo y les pido que recen por mí".
El Servicio Sacerdotal de Urgencia funciona desde hace años en Argentina y otros países. A través de un número de teléfono reciben las necesidades de la gente y se desplazan hasta el lugar cuando son requeridos.
Los presbíteros cuentan con la ayuda de un equipo de laicos, a los que llaman «guardianes». Permanecen atentos a las necesidades de la gente desde las diez de la noche hasta las seis de la mañana, para evitar que interfiera en las actividades laborales que tiene cada guardián, ya que esta actividad la realizan de manera gratuita.
La función del guardián es la de asistir al sacerdote en lo que necesite y charlar con los familiares presentes dándoles consuelo y alentándolos a aceptar la voluntad de Dios.