''Una bendición recíproca: El Papa Juan Pablo II y el Pueblo Judío'', es el título de la exposición que se abrió el 28 de julio en el Vaticano hasta el 17 de septiembre y que describe los pasos del santo polaco para mejorar la relación entre la Iglesia y el pueblo judío y refleja la actualidad de la declaración conciliar ''Nostra Aetate''.
La exposición ya ha recorrido diversas ciudades de Estados Unidos y ha sido visitada por más de un millón de personas. Los organizadores concibieron la muestra como un regalo a San Juan Pablo II para su 85 cumpleaños y se inauguró en la Xavier Universidad de Cincinatti (Estados Unidos) el 18 de mayo de 2005, apenas un mes después de la muerte del Pontífice.
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Ahora está en Roma y sus organizadores quisieran que una de sus etapas europeas fuera Cracovia, la ciudad polaca de la que Karol Wojtyla fue Arzobispo.
Financiada por diversas universidades y privados que creen en el diálogo interreligioso como fuente de progreso para la humanidad, la exposición narra en cuatro secciones, a través de fotos, vídeos, grabaciones y otras fuentes interactivas, las relaciones de Juan Pablo II con los que él mismo definió durante su histórica visita a la sinagoga de Roma el 13 de abril de 1986 como ''nuestros hermanos mayores''.
La primera sección ilustra los años juveniles de Karol Wojtyla en su Wadowice natal, la amistad con el joven judío Jerzy Kluger y las relaciones entre católicos y hebreos en Polonia en la década de 1920-1930.
La segunda sección está dedicada a los años universitarios y laborales de Karol en Cracovia durante la Segunda Guerra Mundial, no lejano de sus amigos judíos que son perseguidos por los nazis.
La tercera describe la vida sacerdotal y episcopal del futuro pontífice, el evento del Concilio Vaticano, que marca un cambio de rumbo en la relación entre judíos y cristianos, y la estrecha relación del Cardenal de Cracovia con la comunidad judía de su archidiócesis.
La última sección abarca la figura de San Juan Pablo II como Sucesor de Pedro, su visita a la sinagoga de Roma y el viaje que efectuó a Israel en el año 2000 cuando dejó en el Muro Occidental de Jerusalén una oración pidiendo el perdón divino por el trato que habían recibido en pasado los judíos y para reafirmar el recorrido fraternal de los católicos junto al Pueblo de la Alianza.
Llegados aquí, los visitantes de ''Una bendición recíproca'', están invitados a escribir una oración que se introduce en una reproducción del Muro, como hizo Juan Pablo II. Las oraciones así recogidas, se depositarán en el Muro Occidental sin ser leídas.