Existe un "fundamentalismo laicista" en algunos alcaldes, advirtió el Obispo de San Sebastián (España), Mons. José Ignacio Munilla, al referirse al anuncio de las nuevas autoridades de Barcelona, Santiago de Compostela y Zaragoza, entre otras, de no participar en las Misas que se celebrarán en las próximas fiestas patronales aduciendo la laicidad del Estado.
El Prelado señaló que estos alcaldes "quieren el cargo público al servicio de su ideología sin ser consciente de que cuando se es alcalde o se es de todos o no se es de nadie".
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Alcaldes de Barcelona, Santiago de Compostela o Zaragoza, entre otros, han rechazado recientemente asistir a la Misa que se celebra como parte de las fiestas de sus ciudades. Según estas autoridades, el Estado español es laico y aconfesional, y por tanto, no deben participar en estos actos religiosos porque la fe es algo privado y ellos son representantes públicos.
Mons. Munilla ha asegurado que "estos cargos públicos están cometiendo un error muy grande, un error conceptual y de fondo a la hora de su ausencia". "La fe no es una cuestión privada sino personal, que no es lo mismo", indicó.
"Identificar Personal y privado es un error muy grande. La fe es algo personal, pero un acto personal tiene dimensiones privadas y también públicas y eso no se puede olvidar", ha subrayado.
En ese sentido Mons. Munilla ha destacado que con esta actitud los alcaldes demuestran "una incapacidad para entender lo que es una representación institucional. Ser alcalde de todos. Cuando uno toma posesión de un cargo público, debe ser alcalde de todos, no solo de los que le han votado y tiene que tener capacidad de representación de todos los ciudadanos. De lo contrario hay una incapacidad partidista de ostentar un cargo público".
"Un fundamentalista no es capaz de hacer esto, no es consciente de ese cargo de representación", señaló.
El Prelado indicó que existen "fundamentalistas de tipo laicista incapaces de entender la representación y que de alguna manera llevan su ideología particular y pretenden poner el cargo público al servicio de esa ideología sin ser consciente de que cuando se es alcalde o se es de todos o no se es de nadie".
Mons. Munilla señaló que desde el punto de vista litúrgico, la presencia o no de los alcaldes no aporta nada y que, si bien "la Iglesia no tienen ningún interés especial a que asistan", desde la convivencia social se trata de "una falta de consideración hacia los católicos de la ciudad".
Además ha comparado esta actitud con la de dictaduras anteriores que han prohibido la expresión pública del hecho religioso justificándolo de esta manera. "Dictaduras que han intentado cercenar la dimensión pública que la fe religiosa tiene en la cultura, en la enseñanza", "impidiendo la libertad de los padres para que sus hijos reciban una educación conforme a sus convicciones religiosas".