El Papa Francisco reflexionó sobre la importancia de la Eucaristía hoy, en sus palabras previas al rezo del Ángelus, y señaló que "tomando la Comunión nos encontramos con Jesús, realmente vivo y resucitado" y esto significa "entrar en la lógica de Jesús, la lógica de la gratuidad, de la participación".
Al comentar el Evangelio del día, recordó que se trata de la multiplicación de los panes ante una gran multitud que rodeaba a Jesús. "En Él actúa el poder misericordioso de Dios, que cura todo mal del cuerpo y del espíritu", dijo.
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"Pero Jesús no es solo sanador, es también maestro: en efecto sube al monte y se sienta, en la típica actitud del maestro cuando enseña: sube sobre aquella 'cátedra' natural creada por su Padre celestial. Llegado a este punto, Jesús, que sabe bien lo que está por hacer, pone a la prueba a sus discípulos".
Francisco aclaró que "los discípulos razonan en términos de 'mercado', pero Jesús, a la lógica del comprar sustituye aquella otra lógica, la lógica del dar".
Jesús entonces "ordena a los discípulos que hagan sentar a la gente, después tomó aquellos panes y aquellos pescados, dio gracias al Padre y los distribuyó".
"Estos gestos anticipan aquellos de la Última Cena, que dan al pan de Jesús su significado más verdadero", indicó.
Francisco señaló que "el pan de Dios es Jesús mismo. Tomando la Comunión con Él, recibimos su vida en nosotros y llegamos a ser hijos del Padre celestial y hermanos entre nosotros. Tomando la Comunión nos encontramos con Jesús, realmente vivo y resucitado".
"Participar en la Eucaristía significa entrar en la lógica de Jesús, la lógica de la gratuidad, de la participación. Y por más pobres que seamos, todos podemos dar algo".
Además, destacó, "tomar la Comunión también significa tomar de Cristo la gracia que nos hace capaces de compartir con los demás lo que somos y lo que tenemos".
"El don que Jesús ofrece es plenitud de vida para el hombre hambriento" por lo que "Jesús sacia no solo el hambre material, sino aquella más profunda, el hambre de sentido de la vida, el hambre de Dios".
"Frente al sufrimiento, a la soledad, a la pobreza y a las dificultades de tanta gente, ¿qué podemos hacer nosotros? Lamentarse no resuelve nada, pero podemos ofrecer lo poco que tenemos. Como aquel muchacho", dijo el Papa.
El Santo Padre indicó que "ciertamente tenemos alguna hora de tiempo, algún talento, alguna competencia... ¿Quién de nosotros no tiene sus 'cinco panes y dos pescados'? Todos tenemos".
"Si estamos dispuestos a ponerlos en las manos del Señor, bastarán para que en el mundo haya un poco más de amor, de paz, de justicia y, sobre todo, de alegría", aseguró.
"¡Cuán necesaria es la alegría en el mundo! Dios es capaz de multiplicar nuestros pequeños gestos. Gestos de solidaridad y hacernos partícipes de su don", añadió.
El Papa expresó su deseo de que "nuestra oración sostenga el empeño común para que jamás falte a nadie el Pan del cielo que da la vida eterna y lo necesario para una vida diga, y para que se afirme la lógica del compartir y del amor".