El Arzobispado de Barcelona ha lamentado que el Ayuntamiento haya suprimido la misa solemne del día de Nuestra Señora de la Merced, patrona de Barcelona, del programa oficial de las Fiestas de la Merced y que la alcaldesa haya decidido no asistir.
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, anunció recientemente que la misa no se incluiría en el programa oficial de la fiesta mayor de la ciudad por respeto a la "aconfesionalidad de las instituciones".
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"Tenemos que actualizar y adaptar la fiesta a lo que es el principio básico de la aconfesionalidad y laicidad de las instituciones", precisó la alcaldesa socialista y apuntó que ni ella como alcaldesa ni nadie del Gobierno municipal como tal asistirán.
La Misa se celebrará de igual manera en la basílica aunque sin asistencia de autoridades civiles.
Según han precisado desde el Arzobispado, "esta decisión rompe con la tradición multisecular que siempre ha reflejado el programa oficial de las 'Festes de la Mercè 2015', respetando las diferentes sensibilidades de los barceloneses y barcelonesas, dado que muchos ciudadanos de Barcelona son católicos y aprecian esta celebración dentro de los actos de la Fiesta".
También han subrayado que "es bonito ver a los representantes del pueblo en actos culturales, religiosos y sociales que los ciudadanos valoran, organizan y celebran" y han precisado que "la laicidad del Estado armoniza con la manera de ser de la sociedad que es plurireligiosa".
Los orígenes de la fiesta de Nuestra Señora de la Merced están en rendir homenaje a la patrona de Barcelona, que motivó la creación en la ciudad de la orden religiosa de los Mercedarios el 24 de septiembre de 1218 que se dedican a rescatar cautivos y que actualmente se dedican al servicio de los presos.
A finales del siglo XVII Barcelona fue atacada por una plaga terrible de langostas y el pueblo invocó la protección a Nuestra Señora de la Merced. Cuando superaron esa grave situación, la proclamaron patrona de la archidiócesis y se instituyó la celebración en la ciudad, aunque no fue de manera oficial hasta el 1868, con Pío IX.