El Papa Francisco realizó esta noche una visita de cortesía al Presidente de Ecuador, Rafael Correa, en el Palacio de Carondelet, sede del Gobierno y residencia oficial del mandatario ecuatoriano.
Una multitud se congregó en las calles del centro histórico de Quito para ver pasar al Santo Padre mientras lanzaban flores al auto en el que llegó al Palacio. A su llegada, el Presidente Correa lo acogió en las puertas del Palacio que se encontraba iluminado y adornado con flores y telas con los colores nacionales: amarillo, rojo y azul.
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En la entrada el Papa Francisco se encontró con personas de todas las edades, vestidas con trajes típicos y algunos niños se le acercaron. Luego el Pontífice se aproximó al balcón y saludó a la multitud presente en la llamada Plaza Grande.
El Santo Padre ingresó luego a las plazoletas internas que estaban adornadas con una cruz de 120 mil rosas rojas y blancas, donadas por 25 empresas floricultoras de la sierra. Allí también se encontraba un grupo musical con panderetas y guitarras que le daba la bienvenida.
Posteriormente el Papa y el Presidente Correa se retiraron a uno de los salones para dialogar en privado.
Una vez concluida la reunión, el mandatario ecuatoriano le dio un pequeño recorrido por los diferentes ambientes del Palacio y juntos salieron desde lo alto del edificio para saludar nuevamente a los que se encontraban en la Plaza. El Santo Padre aprovechó la ocasión para impartir la bendición a los presentes.
Antes de salir del Palacio, el Papa Francisco, acompañado siempre del Arzobispo de Quito, Mons. Fausto Trávez, saludó a los políticos y familiares presentes e impartió una bendición especial a un grupo de religiosos y religiosas que se arrodillaron para recibirla.
El Papa Francisco y Rafael Correa se han reunido en anteriores oportunidades. Una de ellas fue en abril de 2013, cuando el Pontífice lo recibió en el Vaticano. Allí dialogaron sobre la importancia de la labor de la Iglesia en el país ecuatoriano y el valor de la solidaridad y la justicia social.
En abril de este año Correa fue nuevamente recibido y le regaló al Pontífice una réplica de la "Virgen de Legarda" que se encuentra en el centro de Quito.