"Tengamos claro esto: el único insustituible en la Iglesia es el Espíritu Santo, y Jesús es el único Señor", recordó el Papa Francisco durante el multitudinario encuentro con miembros del Movimiento de la Renovación en el Espíritu, realizado ayer viernes en la Plaza de San Pedro.
En su discurso a las cerca de 30.000 personas, el Papa afirmó que "todos los servicios en la Iglesia es conveniente que tengan una caducidad, no hay líderes de por vida en la Iglesia".
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En ese sentido, el Santo Padre alertó a los líderes del peligro de caer en la gran tentación, que viene del demonio, "de creerse indispensables, sea cual sea el encargo".
Al hablar de "aquellos que guían", el Pontífice reconoció que le gusta más el término de "servidores" en lugar de "líderes" y aseguró que "el demonio les lleva a querer ser los que mandan, aquellos que están en el centro y así, paso a paso, caen en el autoritarismo, en el personalismo y no dejan vivir a las comunidades renovadas en el Espíritu".
A su parecer, dijo en el encuentro con la Renovación Carismática, "esta tentación hace que sea 'eterna' la posición de aquellos que se consideran insustituibles, posición que parece que siempre tiene alguna forma de poder o de sobresalir por encima de los otros".
Francisco aseguró que se han dado "casos tristes" y por ello "se debe dar un límite de tiempo a los encargos, que en realidad son servicios".
"Un servicio importante de los líderes, de los líderes laicos, es hacer crecer, madurar espiritualmente y pastoralmente a aquellos que van a tomar su puesto al final de su servicio".
"Todos los servicios en la Iglesia son convenientes que tengan una caducidad, no hay líderes de por vida en la Iglesia", manifestó durante el discurso. "Esto sucede en algunos países en los que existe la dictadura", agregó.
El Papa señaló que la tentación de creerse indispensable "hace también caer en la vanidad". Y hay mucha gente que hace sufrir a una comunidad por su causa, "e impiden hacer el bien, y se convierten en una organización como si fuese una ONG".
"¿Cuántos líderes se convierten en pavos reales?", se preguntó. "¡El poder lleva a la vanidad!", denunció Francisco. "Y después te sientes capaz de hacer cualquier cosa, puedes caer en los negocios, porque el diablo siempre entra por la cartera", "ésta es la puerta de entrada".
El Papa también quiso hablar de los fundadores que han recibido del Espíritu Santo el carisma de fundar, "que son otra cosa". "Ellos para haberlo recibido tienen la obligación de cuidarlo haciéndolo madurar en sus comunidades y asociaciones. Los fundadores permanecen así toda la vida, es decir, son aquellos que inspiran, dan la inspiración, pero dejan que la cosa avance".