El próximo 8 de julio, en apenas unos días, el Papa Francisco pisará suelo boliviano, después de acudir a Ecuador y antes de dirigirse a Paraguay. El lema de la visita es "Con Francisco anunciamos la alegría del Evangelio", en una clara referencia a la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium.
El único sacerdote boliviano que trabaja en el Vaticano es el P. Ariel Beramendi, de la diócesis de Cochabamba, encargado desde 2006 de los informes y documentos en español y portugués en el Pontificio Consejo de las Comunicaciones Sociales. El presbítero, en conversación con ACI Prensa, contó sus impresiones sobre el viaje del Papa a su país con el que "reanimará y sacudirá la fe de los católicos".
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El P. Beramendi asegura que el Papa "ha elegido tres países de los que conoce bien la problemática social, económica y religiosa". "Si bien son países que están en el mismo continente y hablan el mismo idioma, sin duda tienen unos esquemas y desafíos muy distintos, así como una riqueza cultural y una religiosidad popular característica de cada uno de ellos".
En concreto, "Bolivia es un país que geográficamente está en el centro de Sudamérica y aúna varias culturas". De hecho, "desde hace unos años se ha querido cambiar la concepción política del estado y las relaciones Iglesia-estado han sufrido momentos de fricción". "En el país se quieren reconocer aún más las distintas culturas, los pueblos y las lenguas que sobreviven en él"; se podría decir que "es un estado 'plurinacional', como le han querido llamar".
En opinión del sacerdote, Bolivia "es un pueblo muy religioso, donde la mayoría de la gente es católica pero se vive la fe de manera distinta a otros países o continentes". Es "una religiosidad más popular, donde la fe no se vive incisivamente, de manera radical, y es justo lo que el Papa recordará allí", explica. Así pues, "su visita reanimará y sacudirá la fe de los católicos para que no se quede sólo en esta religiosidad popular y en un aspecto superficial, sino que impregne su vida personal, familiar y política".
El mensaje más importante que llevará el Pontífice es el de "la reconciliación", dice Beramendi. "En pueblos de América Latina ciertas ideologías quieren ver a la Iglesia como una entidad colonizadora e incluso se establecen 'ministerios de gobierno de descolonización' puesto que existe la idea de que históricamente han sido saqueados y martirizados".
Sin embargo, "ahora piensan que van a recibir al sucesor de Pedro, que viene de estos mismos pueblos, por lo que su presencia será reconciliadora en el ámbito histórico, cultural y religioso".
Además, "en Bolivia es público que los obispos han tenido momentos de dificultad con el gobierno, por lo que el Papa ayudará".
Entre los distintos actos que tendrá el Pontífice se encuentra la visita a la cárcel de Palmasola, una prisión de máxima seguridad ubicada a las afueras de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, en la que escuchará el testimonio de varios presos.
"Todo lo que hace el Papa lo hace porque quiere imitar a Cristo. Jesús fue donde nadie quería ir y recibió a gente que nadie quería recibir". Así pues, "en los tres países visitará periferias, lugares de sufrimiento como hospitales, orfanatos, y en Bolivia acudirá a ésta cárcel", señala.
En concreto, "uno de los grandes problemas de Palmasola es el hacinamiento" y además "muchos presos viven allí con sus familias". "Son situaciones de extrema pobreza material y de sufrimiento humano, en el que pierden su dignidad y su espacio vital", asegura.
El Papa llevará consigo "un mensaje de esperanza" y dirá "que esas personas deben de ser tratadas con un mínimo de dignidad, llamando la atención de la sociedad ante esa realidad que no quiere ver".
Pero también se trata de "un desafío para los gobernantes de Bolivia puesto que ponen en evidencia la fragilidad de un sistema judicial, de un mecanismo que quizás no funciona como debería". En este sentido, "se sabe que hay corrupción dentro de la cárcel y que incluso desde allí dirigen sus operaciones en el exterior".
El trabajador del Vaticano cuenta que al conocer el anuncio de la visita del Pontífice a su país "lo primero que hice fue acordarme de cuando vino Juan Pablo II". "En esa época yo tenía 14 años y jamás hubiese pensado ser sacerdote", asegura. Beramendi explica que "me marcó la imagen del Papa que venía a visitarnos y me acuerdo de algunos mensajes y encuentros en los que participé como adolescente esos días".
"Estoy convencido de que la visita de Francisco va a dejar huella a las nuevas generaciones y espero que surjan vocaciones a la vida sacerdotal y religiosa, pero sobre todo buenos cristianos y buenos ciudadanos", dice a ACI Prensa.