La Santa Sede dio a conocer hoy una declaración del vocero del Vaticano, P. Federico Lombardi, en la que asegura que "las noticias procedentes de Grecia preocupan por la situación social y económica del país".
La declaración señala que el Papa Francisco "desea que todo el pueblo heleno sienta su cercanía, sobre todo las familias duramente probadas por una crisis humana y social tan compleja como dura".
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El texto indica además que "la dignidad de la persona debe permanecer en el centro de cualquier debate político y técnico así como a la hora de tomar decisiones responsables".
Por ello, "el Papa Francisco invita a todos los fieles a rezar por el bien del amado pueblo griego".
La crisis
Grecia vive en estos momentos una de las peores épocas de su historia. Sumida en la crisis financiera que azotó a la gran mayoría de los países europeos, después de cinco años de ajustes, continúa con serios problemas financieros.
El 2 de mayo de 2010, la Comisión Europea, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) (algunos de los principales organismos de Europa), respondieron a la crisis de Grecia con un préstamo de rescate de 110 mil millones de euros con el fin de que no se declarase en bancarrota y cubrir sus necesidades financieras hasta junio de 2013. A cambio, se les exigió la toma de medidas de austeridad y aprobar reformas estructurales.
Sin embargo estas reformas no fueron realizadas en su totalidad, lo que provocó la caída del anterior gobierno y la celebración de elecciones el 26 de enero de 2015. Como nuevo Primer Ministro resultó elegido Alexis Tsipras, líder de la Coalición de la Izquierda Radical.
Al no poder realizar los cambios exigidos y devolver el préstamo, el mandatario negoció una prórroga. No obstante, los acuerdos de negociación, que incluirían un nuevo rescate, se han paralizado, lo que ha generado incertidumbre económica y que la propia Grecia se plantee abandonar el euro, la moneda de los países que conforman la Unión Europea.
El Presidente ha anunciado la posibilidad de convocar un referéndum para decidir si Grecia acepta la oferta de rescate que le ofrecen ahora los acreedores extranjeros.
Además, los bancos e instituciones financieras del país han sido cerrados y se ha impuesto el control de capitales, conocido popularmente como "corralito".
Este sistema busca controlar el flujo de dinero en efectivo, obligando a los bancos a imponer medidas estrictas sobre los retiros diarios y en las transferencias internacionales. Esto ha provocado largas colas de los ciudadanos para retirar sus ahorros de los bancos.