En medio de los últimos casos de corrupción en lo que se han visto involucrados políticos de Chile, Mons. Fernando Chomali, Arzobispo de Concepción, al sur del país, ha publicado una nueva carta pastoral que lleva por título "La cultura que Jesús pide evangelizar hoy".
En ella el Arzobispo denuncia que la búsqueda exacerbada de rentabilidad pasó de ser un asunto local a uno mundial, sin descartar la posibilidad de obtener ganancias especulando o saliendo de los dictados de la ley y la ética.
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Afirmó también que la cultura fomenta una sociedad en extremo mercantilizada. "El factor dinero y su poder asociado es mucho más gravitante que el propio poder político. El consumo, el lucro, en definitiva, el dinero, hoy es lo que mueve a la sociedad y la máxima aspiración de quien la posee es la rentabilidad".
"En este campo el fin justifica los medios. La avaricia y las ansias de poder son la base de ello. Este proceso de mercantilización de la sociedad en todos sus estamentos, ha llevado a un aumento de la brecha entre los menos que tienen cada vez más y los muchos que tienen cada vez menos", recalcó.
"Hoy, toda política pública se realiza observando atentamente lo que dicen quienes ostentan el capital, puesto que de ellos depende la sobrevivencia de un altísimo porcentaje de la población y su futuro. El diálogo constante entre empresarios y gobierno a la hora de promover proyectos de leyes en los cuales están involucrados lo demuestra", afirmó.
Agregó que "el exacerbado interés por el dinero es para muchos superior al interés por embarcarse en un proyecto de sociedad o, incluso en un proyecto personal vinculado a una vocación".
Una ruta que conduce a la violencia
A modo de ejemplo dijo que en Chile 750.000 jóvenes de entre 18 y 28 años no estudian ni trabajan. "Estos, desesperanzados frente a la vida se aferran, para darle algún sentido a ella, a un club deportivo, o a una pandilla por el que están dispuestos a todo. Solo así se entiende que frente al resultado de un partido de fútbol adverso, se genere mucha violencia en las calles provocada por un número no menor de jóvenes y, además, que sea tan destructivo. Estos hechos hay que leerlos como efecto de una sociedad que está más bien centrada en el lucro, en la competencia y no en el ser humano".
Agregó que "el emprendimiento no es visto como una forma de generar trabajo y promover la equidad, sino como una forma de enriquecimiento (…) Creo que en Chile no hay un proyecto de sociedad en el cual el mundo empresarial se sienta invitado a participar con entusiasmo. Así se explica la resistencia al cambio, por ejemplo en materia tributaria, laboral y educacional".
El Prelado recalcó además que "la causa ampliamente compartida en torno a un proyecto de país y de sociedad ha sido reemplazada por múltiples causas, demandas y exigencias sectoriales que encuentran eco en un grupo de personas que se reúnen en torno a él, utilizan los medios de comunicación social para visibilizarlas y no tienen otra aspiración que lograr sus objetivos en el menor plazo posible. Muchas veces logran su cometido a través de actos que desestabilizan la paz social, llegando incluso al uso de la violencia".
"La ausencia de Dios como referente último en la sociedad es la causa última de la violencia inusitada que vemos en todos los niveles de la sociedad y lo que el Papa llama la "globalización de la indiferencia".
Este fenómeno, concluyó el Arzobispo, "es fruto también del cada vez mayor escepticismo frente a la posibilidad de poder conocer la verdad más allá de la propia subjetividad y, sobre todo, de percibir cualquier deber que provenga desde fuera del sujeto como una imposición que a priori ha de ser rechazada".
Puede leer la carta completa aquí: http://www.iglesia.cl/documentos_sac/06062015_1111pm_5573a858101fa.pdf