Fue una gran fiesta en defensa de la familia en la que se pidió que el gobierno no adoctrine a los niños en las escuelas. Este fue el objetivo de la gran manifestación que tuvo lugar en Roma el sábado por la tarde y que fue organizada por el comité "Defendamos a nuestros hijos".
Se trató de una protesta contra la llamada ideología de género y contra el reconocimiento de la ley que prepara el gobierno de Italia para equiparar las parejas homosexuales al matrimonio tradicional.
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Miles de familias de toda Italia -los organizadores aseguraron que cerca de un millón de personas- asistieron a este encuentro en la Plaza de San Juan de Letrán y a las calles de alrededor, junto a la conocida basílica papal. En un gran escenario se fueron dando las claves de esta nueva ley que el gobierno quiere aprobar y se explicó cómo la ideología de género ya ha llegado a muchas escuelas del país.
"Queremos testimoniar la belleza de la familia", aseguró el matrimonio formado por Vicenzo y Sara junto a sus 11 hijos. "Todos nuestros hijos han nacido de un padre y una madre", precisaron.
"Al comienzo no entendíamos de qué se trataba, pero después, cuando nos dimos cuenta pusimos en alerta a nuestros hijos", explicaron al contar cómo ellos mismos han sido víctimas de este intento de adoctrinamiento. "Somos nosotros los padres los que estamos llamados en primer lugar a educar a nuestros hijos, y la escuela no puede quitarnos este derecho sagrado", subrayaron.
Otro de los organizadores, Gianfranco Amato, presidente de Juristas por la Vida, pidió el fin de la ideología de género en las escuelas. Es "una deriva totalitaria que tiende a imponer por ley la dictadura del pensamiento único", y que "no tiene nada que ver con el sentir del pueblo".
"Hoy en la plaza –dijo– todos estamos haciendo cultura, no contra las personas, sino contra las ideologías que están destruyendo a la familia e intentan destruir el modelo del hombre y de la mujer", dijo por su parte Simone Pillon del Foro de la Familia.
En el encuentro, al que se sumaron fieles de otras confesiones religiosas como los evangélicos, musulmanes y judíos, habló también el imán responsable de la Mezquita de Centocelle de Roma. "También la comunidad islámica está contra este proyecto peligroso para la existencia de la humanidad que quiere contaminar los cerebros de nuestros hijos", manifestó.
Por su parte, Kiko Argüello, fundador del Camino Neocatecumenal, aseguró que "Europa está cometiendo un pecado rechazando el Evangelio". El que fuera organizador también durante varios años de los encuentros en defensa de la familia en la Plaza de Colón de Madrid, explicó que "el Papa está con nosotros" y recordó cómo la semana anterior el Santo Padre alertó en un encuentro en San Pedro de la "colonización ideológica".
El pasado domingo 14 de junio el Papa Francisco habló sobre este asunto en un encuentro en la Plaza de San Pedro con cientos de familias para dar inicio al congreso de la diócesis de Roma.
Al hablar sobre cómo Roma necesita renacer moralmente, indicó: "esta tarea es muy importante cuando hablamos de educación a los chicos y a los jóvenes, para la cual los primeros responsables son ustedes, los padres. Nuestros chicos, chicos pequeños que empiezan a escuchar esta idea extraña, esta colonización ideológica que envenena el alma. La familia debe actuar contra esto".
Poco después agregó que se trata de una "colonización ideológica que hace tanto mal y destruye una sociedad, un país, una familia. Y por eso tenemos necesidad de un verdadero renacimiento moral y espiritual".
No ha sido la única vez que el Pontífice ha hablado del tema. Durante su visita a Nápoles el pasado mes de marzo, al participar en un encuentro con jóvenes el Santo Padre también se refirió a "las colonizaciones ideológicas" que afectan a la familia como "modalidades y propuestas que existen en Europa" que "llegan también de la otra orilla del Océano. Y luego esa equivocación de la mente humana que es la teoría del género, que crea tanta confusión".
La ideología de género defiende, contrariamente a la naturaleza, que las diferencias entre el varón y la mujer, fuera de las obvias diferencias anatómicas, no corresponden a una naturaleza fija que haga a unos seres humanos varones y a otros mujeres.
Considera además que las diferencias de manera de pensar, obrar y valorarse a sí mismos son producto de la cultura y de una época determinadas, que les asigna a las personas una serie de características de acuerdo a las estructuras de la sociedad.