Después de participar en un multitudinario encuentro con gente del ámbito laboral el Papa Francisco se trasladó hasta la Catedral de Turín, en cuyo interior se encuentra la Sábana Santa, el lienzo que habría envuelto el cuerpo de Cristo en su sepultura.

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La ostensión de la Sábana Santa –también conocida como Santa Síndone– es realizada con motivo del bicentenario del nacimiento de San Juan Bosco, fundador de los Salesianos.

En el interior del templo esperaban al Papa algunos sacerdotes ancianos, monjas de clausura, la Comisión de la Sábana Santa y algunos familiares del beato Pier Giorgio Frassati (joven laico miembro de la Acción Católica), en cuya tumba rezó después durante unos minutos.

Antes de entrar en la Catedral, el Pontífice bendijo un crucifijo, y después, ya en el interior, avanzó hacia la Síndone mientras un coro y una orquesta interpretaba cantos religiosos.

El Papa se mantuvo unos segundos en pie ante la Sábana Santa, tras lo cual se sentó en una silla dispuesta para ello y, en silencio, oró y la veneró durante algunos minutos.

Luego se acercó hasta la Síndone para admirarla de cerca. A continuación, el Papa se desplazó hasta el sepulcro del beato Frassati, saludó a los familiares, y rezó también ahí.