El Papa Francisco ya está en Turín, la localidad italiana en la que se expone la Sábana Santa, también conocida como Síndone. En su primer discurso en la ciudad, dirigido a trabajadores locales, alentó un "pacto social y generacional", para que se recupere la confianza entre jóvenes y adultos.
El Papa Francisco llega a Turín e inicia visita pastoral de dos días. pic.twitter.com/SaJJPNtMij
- ACI Prensa (@aciprensa) junio 21, 2015
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El Santo Padre llegó a la ciudad italiana a las 8:30 a.m. (hora local), en una visita que se extenderá hasta la tarde del lunes. En estos dos días, Francisco participará en diversos encuentros, y venerará la Santa Síndone.
Tras su llegada, el Papa se dirigió hasta la Piazzetta Real, para encontrarse con personal del mundo del trabajo. Allí tres de ellos le ofrecieron sus testimonios: una operaria, un agricultor y un emprendedor.
Luego de escuchar estos testimonios, el Papa afirmó que está cerca de aquellos que sufren la crisis económica y a pesar de las dificultades van hacia adelante.
"El trabajo no es necesario solo para la economía, sino para la persona humana, para su dignidad, para su ciudadanía y para la inclusión social", subrayó durante su discurso.
Francisco pidió un "pacto social y generacional" para "poner a disposición datos y recursos en la perspectiva de 'hacer juntos'", algo que ya funciona en el territorio de la diócesis. "Es el momento de reactivar una solidaridad entre las generaciones, de recuperar la confianza entre jóvenes y adultos".
Esto, explicó, implica también "abrir posibilidades concretas de crédito para nuevas iniciativas, activar una constante orientación y acompañamiento al trabajo, sostener el aprendizaje y el recuerdo entre las empresas, la escuela profesional y la universidad".
El Papa destacó la importancia de la familia, los hijos y los abuelos. "No olviden esta riqueza. Los hijos son la promesa, llevan adelante este trabajo que han recibido, señalado y los ancianos son la riqueza de la memoria y una crisis no puede ser superada, no se puede salir de ella, sin los jóvenes, los chicos, los hijos y los abuelos" que son "fuerza para el futuro, pero también memoria del pasado que nos indica por donde se debe ir".
Francisco señaló que en Turín siempre existió buen trabajo, pero en los últimos tiempos esto ha cambiado, pues "han aumentado las desigualdades económicas y sociales" lo que ha provocado que "muchas personas se empobrezcan y tengan problemas con la casa, la salud, la educación y otros bienes primarios".
Además, señaló, "la inmigración aumenta la competición, pero los inmigrantes no son culpables, porque ellos son víctimas de la falta de ética, de esta economía que descarta, y de las guerras".
#PapaTurin pide a trabajadores que sean artesanos del futuro con la fuerza y esperanza que da el Señor pic.twitter.com/07Fn0hAVAm
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Ante esto dijo que "estamos llamados a confirmar el 'no' a una economía del descarte, que pide resignarse a la exclusión de aquellos que viven en pobreza absoluta".
El Papa destacó que "se excluyen a los niños –¡hay una natalidad cero!–, se excluye a los ancianos, y ahora se excluye a los jóvenes –más de 40 por ciento están desempleados". "Aquello que no produce se excluye a modo de 'usar y tirar'".
Francisco reiteró el llamado a "revalidar el 'no' a la idolatría del dinero, que empuja a todos a entrar a toda costa en el número de los pocos que, a pesar de la crisis, se enriquecen, sin ocuparse de tantos que se empobrecen, a veces hasta el hambre".
Por ello, señaló, "estamos llamados a decir 'no' a la corrupción, tan extendida que parece ser una actitud, un comportamiento normal". Pero no solo hay que decir 'no' de palabra, sino también "con hechos". "No a las conjuras mafiosas, a las estafas, a los sobornos y cosas por el estilo".
El Santo Padre aseguró que, uniendo fuerzas, "podemos decir 'no' a la inequidad que genera violencia".
Por otro lado, Francisco habló de la importancia de prevenir el conflicto social, algo que "se hace con justicia".
"El trabajo es fundamental" dijo, y "es necesario que toda la sociedad, en todos sus componentes, colaboren para que sea para todos y sea un trabajo digno del hombre y de la mujer". Sin embardo, destacó, "esto requiere de un modelo económico que no esté organizado en función del capital y de la producción sino sobre todo del bien común".
El Papa también pidió que los derechos de las mujeres sean tutelados ya que "también llevan el mayor peso en el cuidado de la casa, de los hijos y de los ancianos" y "son todavía discriminadas, también en el trabajo".
En definitiva, Turín está llamada "a ser una vez más protagonista de una nueva estación de desarrollo económico y social". Esto se conseguirá también si se invierte "con valentía en la formación, buscando cambiar la tendencia que ha visto el declive en los últimos tiempos del nivel medio de enseñanza, y muchos chicos abandonan la escuela".
Al finalizar, el Santo Padre animó a todos a ser valientes y a no resignarse ante el desempleo.