"¡Cuánto dolor! ¡Cuántas víctimas inocentes! Frente a todo ello parece que los poderosos de este mundo sean incapaces de encontrar soluciones", exclamó el Papa Francisco este viernes durante un encuentro con el Patriarca siro-ortodoxo Mor Ignatius Aphremm III.
El Santo Padre se refirió con estas palabras a la terrible persecución que continúan sufriendo los cristianos en Oriente Medio, sobre todo en Siria e Irak, por el autodenominado grupo terrorista Estado Islámico (ISIS).
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El Papa Francisco pidió oraciones por las víctimas y recordó que el testimonio de los mártires y su sangre "es semilla de la unidad de la Iglesia e instrumento de edificación del reino de Dios, que es reino de paz y justicia".
El Pontífice se dirigió al Patriarca afirmando que "la suya es una Iglesia de mártires desde el principio y lo sigue siendo hoy en día, en Medio Oriente, donde, junto con otras comunidades cristianas y de otras minorías, padece el terrible sufrimiento causado por la guerra, la violencia y la persecución".
"Recemos juntos por las víctimas de esta violencia brutal y de todas las situaciones de guerra en el mundo. Un recuerdo especial va al Metropolitano Mor Gregorios Ibrahim y al metropolitano de la Iglesia Ortodoxa Griega Paul Yazigi, secuestrados al mismo tiempo hace ya dos años".
A su vez, dirigió un recuerdo especial para "algunos sacerdotes y a muchas personas, de diferentes grupos, privadas de su libertad".
"Pidamos al Señor la gracia de estar siempre dispuestos a perdonar y de ser artífices de reconciliación y de paz. Esto es lo que anima el testimonio de los mártires. La sangre de los mártires es semilla de la unidad de la Iglesia e instrumento de edificación del reino de Dios, que es reino de paz y justicia".
Francisco reclamó que "en este momento de tensión y el dolor" se refuercen "aún más los lazos de amistad y fraternidad entre la Iglesia católica y la Iglesia sirio-ortodoxa".
"Apresuremos nuestros pasos en el camino común, manteniendo los ojos fijos en el día en que podamos celebrar nuestra pertenencia a la única Iglesia de Cristo alrededor del mismo altar de sacrificio y alabanza. Intercambiemos los tesoros de nuestras tradiciones como dones espirituales, porque lo que nos une es muy superior a lo que nos divide".
Durante el encuentro, hablaron también del primer encuentro de 1971 entre el Patriarca Sirio-Ortodoxo de Antioquía y de todo Oriente, Mor Ignatius Jacob III y el beato Pablo VI. Algo que calificaron de "peregrinación santa" hacia la plena comunión entre ambas Iglesias
Después de la audiencia, el Papa y el Patriarca fueron juntos a rezar a la capilla Redemptoris Mater.