El Papa Francisco ha decidido realizar el próximo sábado 27 de junio un consistorio público para la canonización de cuatro beatos entre los que se encuentran los padres de Santa Teresa de Lisieux: Louis Martin y Marie Zélie Guerin.

Los otros dos beatos son el sacerdote italiano y fundador del Instituto de las Hijas del Oratorio, P. Vincenzo Grossi, cuyo milagro ha sido el de la curación de una muchacha hace 25 años en lo localidad de Pizzighettone, en donde nació el presbítero.

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La otra beata que será canonizada es María de la Inmaculada Concepción, religiosa, superiora general de la Congregación de las Hermanas de la Compañía de la Cruz.

El milagro de los padres de Santa Teresa

El milagro que elevará a los altares a Louis Martin (nacido en Burdeos, Francia, el 22 de agosto de 1823 y muerto en Arnières el 29 de julio de 1894) y a Maria Zelie Guérin (nacida en San Saint-Denis-Sarthon el 23 de diciembre de 1831 y fallecida en Alençon el 28 de agosto de 1877) tiene como protagonista a Carmen, una niña que nació en Valencia (España), el día de la Fiesta de Santa Teresa de Ávila, cuatro días después de que el matrimonio fuera beatificado en Francia.

Durante el embarazo, la madre de Carmen tuvo numerosos problemas. Después de muchos cuidados, la niña nació a los seis meses de gestación y con graves complicaciones.

Las primeras palabras de la comadrona fueron "hay que esperar lo peor". La bebé tenía una hemorragia ventricular de grado 4 (sangrado severo en el cerebro). "Comenzó con una hemorragia cerebral pero se complicó con los pulmones, el corazón…", recuerdan los padres.

Carmen no respondía a los tratamientos médicos, por lo que temían su muerte. Sin embargo, como la pequeña nació en la Fiesta de Santa Teresa de Ávila, el padre decidió pedirle a Santa Teresa que intercediera por ella.

Acudió a uno de los conventos que las Carmelitas Descalzas tienen cerca de la ciudad y a través de un intercomunicador las contó la situación y pidió que rezasen por Carmen. El domingo siguiente regresó con su mujer a Misa y volvieron a pedir el rezo de las religiosas, quienes, días más tarde y ante el empeoramiento del estado de salud de la niña, sugirieron pedir la intercesión de Luis y Celia,  padres de Santa Teresita.

Las Carmelitas pensaron que quizás se obrase el milagro, como sucedió con el niño de Milán (Italia) que se curó milagrosamente y gracias al cual fueron beatificados.

Finalmente, Carmen se sanó de manera milagrosa y los diferentes médicos confesaron que se trata de "algo extraordinario".